Costo para EUA, Canadá, Centroamérica y caribe 8USD envío 8USD
Europa 8€ envío 11€
Sudamérica 8USD envío 13USD
Envíos a todo el mundo.
Peso 260 gr.
Pags 151
Pasta blanda
Ventas al whatsapp (+52) 3322714279 solo da clic aquí para mandar el msj https://api.whatsapp.com/send?phone=5213322714279
Tras la Primera Guerra Mundial, un buen número de
territorios alemanes pasaron a poder de Polonia. Debido a las persecuciones de
los polacos, parte de la población huyó a Alemania mientras que otros
prefirieron permanecer en sus hogares.
El nuevo Estado polaco nunca les miró bien. La envidia a su
prosperidad y el resentimiento religioso, ya que la mayoría de los alemanes
eran de religión evangélica, hizo que sufrieran todo tipo de atropellos por
parte de las instituciones gubernamentales.
Cuando el 1º de Septiembre empezó la Segunda Guerra Mundial
el horror se desencadenó. El Gobierno de una parte y las turbas polacas se
lanzaron sobre los alemanes que vivían en Polonia. Cualquier víctima era buena, con tal de que
se tratara de un alemán. Lo mismo daba que fuera un civil, una mujer, un
anciano o un niño. Por otro lado, el Ejército y las formaciones paramilitares
polacas que no habían sido capaces de enfrentarse a la Wehrmacht se mostraron
extremadamente aguerridas en la lucha contra civiles alemanes indefensos de
cualquier edad y género.
La historia de esta minoría alemana es otro de los capítulos
de “los crímenes de los buenos” durante la segunda guerra mundial que
permanecen ignorados o silenciados.
PRÓLOGO
EL PACTO GERMANO-POLACO DE 1934
En 1934, un año después de llegar Hitler al poder, empezó a
tratar con el Mariscal Pilsudski un problema pendiente desde la terminación de
la Primera Guerra Mundial (1918) y el consiguiente Tratado de Paz de Versalles.
Resulta que las potencias aliadas le habían cercenado a Alemania varios
territorios que le fueron anexionados a Polonia.
Entre esos territorios figuraba el llamado “Corredor
Polaco”, que era una faja de suelo alemán para darle a Polonia una salida al
mar. Dicha faja ocasionaba que la vasta provincia alemana de Prusia quedara
separada del resto del país.
En las negociaciones con Pilsudski, Hitler dijo que
reconocía la necesidad de que Polonia tuviera salida al mar, y por tanto no
reclamaba el antiguo suelo alemán del “Corredor”, pero que a su vez Alemania
tenía necesidad de comunicar su provincia de Prusia con el resto de Alemania,
para lo cual pedía que se le autorizara, construir un ferrocarril y una
carretera, a través del ’Corredor Polaco”.
Pilsudski admitió que eran dos necesidades, equivalentes, en
beneficio de Polonia y de Alemania, y el 26 de enero de 1934 se firmó un
Acuerdo Germano-Polaco en ese sentido. Entraría en vigor poco después, en
cuanto Pilsudski —según dijo— lograra que los “mass media” de su país cesaran
la violenta agitación antialemana que venían ejerciendo.
Europa respiró cuando ese 26 de enero de 1934 la noticia del
Pacto dio la vuelta al mundo. La actitud de Hitler y el sentido político de la
realidad del Mariscal Pilsudski se habían unido en el anhelo de iniciar una
nueva fase de las relaciones políticas germano-polacas. Todos aquellos que
apreciaban en la latente tensión polaco-alemana un peligro inminente para la
paz europea reconocieron que la disposición de ambos estadistas a una
colaboración iba en interés del apaciguamiento general en Europa.
PERO PILSUDSKI MURIÓ (1935) Y TODO EMPEZÓ A CAMBIAR
Con motivo de la inesperada muerte de Pilsudski circularon
rumores de un posible gradual envenenamiento, pero no pudo confirmarse nada
debido a que no hubo autopsia.
A Pilsudski lo remplazó su secretario de Relaciones
Exteriores, coronel Joseph Beck, quien gradualmente fue demostrando que no
estaba conforme en poner en vigor el Pacto Germano-Polaco firmado por su
antiguo jefe, aunque de momento no lo decía claramente y sólo lo iba
soslayando.
En 1938, aprovechando la fragmentación de Checoslovaquia
—país inventado por las potencias occidentales en 1918— y la incorporación de
los alemanes de los Sudetes a Alemania, el dictador Beck se anexó el distrito
fronterizo de Teschen, alegando que la mayoría de sus 240,000 habitantes eran
polacos. Hitler pudo haber puesto eso a discusión, como una forma de presionar
a Beck, pero no lo hizo. Prácticamente fue un rasgo de amistad.
Sin embargo, las relaciones de Alemania y Polonia no
mejoraban. Por el contrario, los “mass media” de Polonia promovían mayor
hostilidad hacia Alemania. En territorios antiguamente alemanes de Posen,
Prusia Occidental, Silesia y Bromberg, habitaban minorías de alemanes entre la
población polaca, y en julio y agosto de 1939 fueron crecientemente
hostilizadas e incluso torturadas y asesinadas. El Pacto germano polaco de
amistad firmado con Pilsudski en 1934 estaba totalmente roto.
Hitler hizo presión sobre Beck y éste envió un ministro a
Berlín para tratar el problema, pero no llevaba facultades para llegar a ningún
acuerdo. Entretanto, Beck concentraba tropas en su frontera con Alemania y los
“mass media” hablaban de que, en caso de guerra, los polacos tomarían Berlín en
ocho días porque los generales alemanes derrocarían a Hitler.
Años antes Inglaterra y Francia le habían pedido a Pilsudski
que accediera a las exigencias soviéticas, pero en 1939 no le pidieron a Beck
que respetara el Pacto Germano-Polaco.
¡Querían guerra!
Hitler ordenó atacar a Polonia el 30 de agosto, pero lo
pospuso para el primero de septiembre en espera de una última gestión, a la
cual Beck contestó: “Polonia no tiene nada que negociar sobre el Corredor ni
sobre nada.”
Así, pues, empezó la guerra germano-polaca y tres días
después Inglaterra y Francia le declararon la guerra a Alemania, con lo cual se
iniciaba la Segunda Guerra Mundial.
El Ejército polaco fue derrotado en 15 días. El dictador
Beck se negó a declarar a Varsovia como ciudad abierta y la convirtió en
“fortaleza de combate”, en tanto que él se ponía a salvo huyendo al extranjero.
Los combates duraron una semana más hasta que cayó Varsovia.
Era tanto el odio a los alemanes que 250,000 soldados
polacos prefirieron entregarse a los soviéticos, quienes además se llevaron a
millón y medio de polacos. A los soldados les concedieron la ciudadanía
soviética y los encuadraron en el Ejército Rojo, en tanto que a los oficiales y
profesionales (más de 22,000) los mataron de un tiro en la nuca y los
sepultaron en los bosques de Katyn, “por ser inasimilables.” [El Crimen de
Katyn. Documentos del General polaco Wadyslaw Anders].
Tan sólo en Europa (sin contar con la guerra en el
Pacífico), murieron más de veinte millones de seres humanos, entre soldados y
civiles.
¿Todo eso por la bagatela de unos cuantos kilómetros de
carretera y ferrocarril a través del Corredor polaco? ¿Todo por un capricho de
Beck y por el odio demoniaco que los “mass media” cultivaron en Polonia?
LAS MINORÍAS ALEMANAS MASACRADAS
Conforme las tropas alemanas iban penetrando en suelo
polaco, fueron encontrando cadáveres de hombres, mujeres y niños (de las
minorías alemanas) torturados y asesinados por un populacho enardecido, con
apoyo de soldados y oficiales polacos.
Alemania pidió a la Cruz Roja y a las agencias
internacionales de noticias (United Press y Associaton Press), que enviaran
observadores a constatar tales crímenes. Muy poco de esto se divulgó en la
prensa; si acaso, pequeñas notas que no daban idea de lo ocurrido.
Por eso el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reich
publicó un libro que empieza diciendo:
“Más de 58,000 muertos y desaparecidos hasta ahora ha perdido
la minoría alemana en Polonia, cifra tremenda con que el terror polaco ha
gravado para siempre en la Historia a ese pueblo. El día en que se publicó la
primera edición de esta colección de documentos (17 de noviembre de 1939)
estaban plenamente comprobados 5,437 asesinatos perpetrados por soldados
polacos y por la población civil en las personas de hombres, mujeres y niños de
la minoría alemana en’ Polonia. Ya entonces se sabía que la cifra de los
asesinatos aumentaría considerablemente. En efecto, desde entonces el número de
cadáveres identificados de alemanes de la minoría aumentó hasta el 1° de
febrero de 1940 a 12,857. A esto hay que añadir, según las comprobaciones
oficiales, más de 45,000 personas desaparecidas desde que estalló la guerra germano-polaca
y que por falta de toda huella hay que suponer que también han sido
asesinadas.”
Los Tribunales especiales de Bromberg y Posen son Tribunales
de jurisdicción ordinaria, cuyas sentencias han sido dictadas de acuerdo con
las leyes alemanas comunes y la Jurisprudencia del Tribunal Supremo del Reich y
que han actuado de conformidad con los principios del procedimiento criminal
alemán. De las actas de estos Tribunales especiales se han utilizado hasta el
15 de noviembre de 1939, tanto las sentencias firmes como las declaraciones
testificales hechas bajo juramento por individuos de origen alemán e incluso
por súbditos polacos.
En el material protocolario están incluidos informes
testificales de algunos de los individuos de origen alemán encarcelados, maltratados
o secuestrados, así como fotografías de numerosos horrores infligidos a los
alemanes por soldados y paisanos polacos (asesinatos, mutilaciones, exacciones
violentas). Las fotografías son reproducción exacta de las que se tomaron de
las víctimas de apaleamientos, fusilamientos o mutilaciones en el lugar del
hecho o del hallazgo; las fotografías cuyo origen no estuviese indudablemente
comprobado no han sido incluidas en la colección.
Debido al cúmulo de material sobre las crueldades, no pueden
reproducirse íntegros todos los casos probados en el sumario.
Tampoco abarca esta recopilación los innumerables actos de
crueldad cometidos contra miembros de la minoría alemana antes de la ruptura de
hostilidades.
CITAS
«Si la razón exige que los vicios a que una nación propende
por naturaleza haya que reprimirlos con severas leyes, en Polonia esos vicios
son la bárbara crueldad y la desidia estando la última tan extendida como la
primera.»
Sir George Carew, A Relation of the State of Polonia and the
United Provinces of that Crown anno 1598.
Muera el alemán, nuestro enemigo Saquead, robad, incendiad.
Que muera el enemigo entre tormentos.
El que cuelgue a los perros alemanes
Será premiado por Dios.
Yo, sacerdote, os prometo
Alimento por ello en el reino de los cielos…
Pero maldición sobre el malvado Que defienda entre nosotros
al alemán.
Canción de odio de los polacos contra Alemania durante la
rebelión de 1848.
«… Las autoridades polacas martirizan a los que no quieren
hacer declaración alguna de manera que la inquisición de la Edad Media palidece
ante los martirios que tienen que sufrir en Wilna y en la comarca los
prisioneros polacos.»
Pierre Valmigére: «¿Y mañana…? Francia, Alemania y Polonia»,
edición alemana (Berlín 1929, pág. 12)
¡Cuanto más se entra en Polonia más robos y más asesinatos!
Proverbio ruso.
«Uno de los pueblos eslavos, los polacos, constituyen
ciertamente una triste excepción. La violencia y la intolerancia caracterizan
su historia.»
Danilewsky: «Rusia y Europa».
«…Sería quizá fastidioso enumerar detalladamente los actos
de opresión… Un informe sobre ello sería de una extensión imposible. Pero hay
cosas que no pueden dejar de mencionarse, cosas que tiene que escuchar el mundo
civilizado, y son las espantosas e inhumanas barbaridades… en las cárceles
polacas…»
«Manchester Guardian» del 12.12.31, bajo el título:
«Oppression of Ukranians. Methods of Middle Ages revives by Poles.» — From our
Special Correspondent, Lemberg.
Protesta francesa contra el terror policíaco polaco
«Una ola de terror recorre en este momento Polonia. La
prensa no puede hablar apenas de ello porque está amordazada. Se trata de un
régimen policíaco con todos sus terrores y con todas sus bárbaras medidas de
opresión. Las cárceles de la República encierran hoy más de 3.000 delincuentes
políticos. Maltratados por sus carceleros, ultrajados, golpeados con cintos y
palos… La vida que se les obliga a llevar es tal que en muchas cárceles los
prisioneros prefieren la muerte al lento martirio al que están, sometidos.
Paul Painlevé, Edouard Herriot, Léon Blum, Paul Boncour,
Séverine, Romain Rolland, Víctor Basch, Georges Piech, Pierre Carón, Charles
Richet, Aulard, Hadamard, Bouglé, F. Hérold, Mathias Morhardt, Jean-Richard
Bloch, Pierre Hamp, Charles Vildrac, Lucien Descaves, Henri Béraud, Michel
Corday, Léon Bazalgette, Paul Colín, Albert Crémieux, Henry Marx, Paul Reboux,
Noél- Garnier.»
Protesta de políticos e intelectuales franceses contra el
terror de las minorías en Polonia (publié á París, au mois de mai 1924)
(Citado según: La terreur blanche en Pologne, Edition du
conseil national ukranien, Viena 1925, pág. 7).
«Las minorías en Polonia deben desaparecer. La política
polaca es la que cuida de que no desaparezcan sólo en el papel. Esta política
sigue haciéndose brutalmente y sin la menor consideración a la opinión pública
del mundo, a los tratados internacionales o a la Sociedad de Naciones. La
Ucrania se ha convertido en un infierno bajo la soberanía polaca. De la Rusia
blanca puede decirse lo mismo con más razón todavía. La finalidad de la
política polaca es la desaparición de las minorías nacionales en el papel y en
la realidad.»
«Manchester Guardian» del 14.12.31, información especial de
Varsovia.
«Polonia es una mezcla de brutalidad sármata y casi
neozelandesa y de refinamiento francés; un, pueblo sin gusto e inculto y sin
embargo entregado al lujo, al juego y a las modas.»
Georg Forster: Cartas de Forster I, pág. 467.
Un panfleto polaco que invitaba al asesinato
«¿No podemos hacer lo mismo que los españoles? El que tenga
valor que tome las armas y se lance contra el enemigo. Mujeres, niños y
ancianos pueden asesinar en casa, en cuanto se aloje en ella un soldado
enemigo. Si pasa por la ciudad arrojad sobre él agua hirviendo por las ventanas
y tirádle piedras. ¡Aniquiládle en todas partes! ¡Que no vea los víveres,
enterradlos en hoyos! ¡En el campo de batalla nuestro Ejército polaco hará
flamear las armas ante sus ojos. Entonces veremos si nuestros sojuzgadores, los
tres, pueden hacer alto en nuestra sagrada tierra polaca ni siquiera unos
meses. No, no permanecerán tanto tiempo. ¡Lo que se salve de las armas polacas
huirá precipitadamente por la frontera!»
Del panfleto polaco: «Palabras de verdad para el pueblo
polaco».
Impreso bajo el patrocinio de la Santísima Virgen, patrona
de Polonia. 1848.
«Pero los vecinos inmediatos de Polonia conocen ya de
antiguo esas brillantes promesas… y desconfían de ellas.
Por su larga experiencia temen que los polacos se muestren
en la administración de su nueva independencia sin sentido de orden,
anárquicos, incumplidores y confusos.
Como los vecinos conocen a los polacos como vengativos,
violentos y pendencieros temen que su soberanía sea brutal, torpe, intolerante
y tiránica.»
D’Etchegoyen, Olivier: Pologne, Pologne… París 1925.
«… Estos son los métodos de brutal violencia que el Estado
polaco aplica en lugar de los nuevos y más venturosos conceptos de derecho y de
justicia…»
Teniente coronel Graham Seton Hutchison, miembro británico
de la Comisión del plebiscito de la Alta Silesia 1920/21.
«… Cuando los polacos se dan cuenta de que son los más
débiles, saben
mostrarse humildes y dóciles, pero cuando encuentran el
punto flaco y se convierten en amos, son tercos, altaneros y crueles… La
libertad sin trabas en que viven los polacos y la ley, que rescata con dinero
todos los delitos, excluyendo unos cuantos, es causa de que entre otras cosas
censurables sea también el homicidio muy corriente en Polonia.»
Del diario de viaje del hidalgo frisón Ulrich von Werdun
1671/72.
«Compatriotas y hermanos que, como yo, y para propio mal,
habéis conocido a los polacos: unid vuestra voz a la mía para que en el futuro
no cause ya más daño la perfidia y la doblez de este pueblo. Todos los hermanos
deben oírlo y todo eco debe repetir que el polaco no conoce derecho ni ley y
que la palabra de un kalmuco vale cien veces más que todos los tratados
firmados en Polonia.»
M. Méthée: Histoire de la Prétendue Revolution de Pologne.
París 1792, pág. 184.
«El aldeano está inclinado a la bebida, a la pendencia, a la
injuria y al homicidio. En ningún pueblo se pueden encontrar tan fácilmente
tantos homicidios.»
Richard Roepell: Historia de Polonia, Vol. I, Hamburgo 1840.
Más de 58.000 muertos y desaparecidos hasta ahora
ha perdido la minoría alemana en Polonia en los días de su
liberación del yugo polaco, cifra tremenda con que el terror polaco ha gravado
para siempre al pueblo polaco. El día en que se publicó la primera edición de
esta colección de documentos (17 de noviembre de 1939) estaban plenamente
comprobados 5.437 asesinatos perpetrados por soldados polacos y por la
población civil en las personas de hombres, mujeres y niños de la minoría
alemana en Polonia. Ya entonces se sabía positivamente que la cifra de los
asesinatos aumentaría considerablemente. En efecto, desde entonces el número de
los cadáveres identificados de alemanes de la minoría aumentó hasta el 1 ° de
febrero de 1940 a 12.857. A estos 12.857 cadáveres identificados de personas
asesinadas hay que añadir, según el estado actual de las comprobaciones
oficiales, más de 45.000 personas desaparecidas desde que estalló la guerra
germano-polaca y que por falta de toda huella hay que suponer también que han
sido asesinadas. Así pues, hasta ahora se han comprobado en la minoría alemana
en Polonia más de 58.000 víctimas. Pero ni aun con esta cifra aterradora queda
agotada ni mucho menos todavía la lista de pérdidas de los alemanes de la
minoría. No hay duda alguna de que las investigaciones que se están llevando a
cabo arrojarán aún muchos miles de muertos y desaparecidos. La siguiente
exposición de las crueldades polacas que abarcan no sólo asesinatos y
mutilaciones sino también otros excesos, como malos tratos, violaciones, robos
e incendios, no es más que un pequeño extracto de la totalidad de los hechos
cuyo proceso se documenta en esta obra a base de material de prueba irrefutable
y oficialmente comprobado.
FUENTES Y ACLARACIONES
La exposición de la campaña de crueldades contra los
miembros de la minoría alemana de Polonia reposa en los autos de los Tribunales
especiales de Bromberg y Posen, en los atestados de las comisiones especiales
del Jefe de Policía, en unión de los dictámenes forenses de la Inspección de
Sanidad del Alto Mando del Ejército, y en los sumarios del Juzgado militar
organizado por el Alto Mando del Ejército para entender en las infracciones del
Derecho de gentes. El material auténtico sobre cada caso particular de crueldad
está tomado de los atestados antes mencionados.
Los Tribunales especiales de Bromberg y Posen son Tribunales
de jurisdicción ordinaria cuyas sentencias han sido dictadas de acuerdo con las
leyes alemanas comunes y la Jurisprudencia del Tribunal Supremo del Reich y que
han actuado de conformidad con los principios del procedimiento criminal
alemán. De las actas de estos Tribunales especiales se han utilizado hasta el
15 de noviembre de 1939, tanto las sentencias firmes como las declaraciones
testificales hechas bajo juramento por individuos de origen alemán e incluso
por súbditos polacos. De las actuaciones de las Comisiones especiales se han
extraído los atestados policíacos, documentos y material gráfico. De los
expedientes de los médicos forenses (informes, fotografías y preparaciones) se
han tomado reproducciones fotográficas y el informe colectivo consignado como
memoria sobre los dictámenes de autopsia de las victimas. De las actuaciones de
la Sección de Investigaciones del Ejército se han extraído, sobre todo, las
declaraciones testificales prestadas, bajo juramento, ante funcionarios de la
jurisdicción militar, anotadas en dos tomos editados por el Alto Mando del
Ejército (Sección Jurídica del Ejército). «Atrocidades cometidas por polacos,
en Bromberg, Pless y Stopanica contra individuos de origen alemán y prisioneros
de guerra» (Tomo I) y «Atrocidades cometidas por polacos, dentro de la
provincia de Posnania, contra individuos de origen alemán y prisioneros de
guerra» (Tomo II) en los cuales se han recopilado los informes.
En el material protocolario están incluidos informes
testificales de algunos de los individuos de origen alemán encarcelados,
maltratados o secuestrados, así como fotografías de numerosos horrores
infligidos a los alemanes por soldados y paisanos polacos (asesinatos,
mutilaciones, exacciones violentas). Las fotografías son reproducción exacta de
las que se tomaron de las víctimas de apaleamientos, fusilamientos o
mutilaciones en el lugar del hecho o del hallazgo; las fotografías cuyo origen
no estuviese indudablemente comprobado no han sido incluidas en la colección.
Se han unido copias fotográficas de páginas enteras con esquelas de muertos y
desaparecidos que, día tras día, han publicado los periódicos de Posen y
Bromberg, durante varias semanas después de los días de terror.
Los sumarios de la Sección de Investigación militar se citan
en el texto con las letras WR I o WR II, según proceda; los de los Tribunales
especiales con las indicaciones Sd K. LS o Sd. Is.; los atestados de las comisiones
especiales del Jefe de Policía (Dirección General de Policía del Reich) con la
de RKPA y los dictámenes de autopsia e inspección de cadáveres con la de OKW.
HS en Br. o P, respectivamente.
Debido al cúmulo de material sobre las crueldades, no pueden
reproducirse íntegros todos los casos probados en el sumario; algunos están
reproducidos conforme a la redacción original de autos y otros se exponen
citando los puntos decisivos de la prueba testifical. Por las mismas razones,
se ha prescindido de la reproducción de las historias clínicas de los miembros
del grupo alemán que habían sufrido graves lesiones al ser arrastrados por los
polacos; se dispone de ellas, como nuevo e interesante material auténtico, en
el Hospital Evangelische Diakonissen-Anstalt, de Posen, y en el lazareto de
campaña del Hospital Municipal de Bromberg. El libro sólo contiene una
selección del abundante material fotográfico. Todos los atestados y documentos
utilizados para este acopio de material se conservan, en Berlín, por las autoridades
centrales competentes.
En este libro, que se ocupa exclusivamente de los excesos de
los polacos contra los individuos de nacionalidad alemana, no se ha tenido en
cuenta el restante material obtenido sobre las infracciones polacas del Derecho
de Guerra e Internacional, cometidas en el trato aplicado a los alemanes
apresados y muertos en la guerra. Tampoco abarca esta recopilación los
innumerables actos de crueldad cometidos contra miembros de la minoría alemana
antes de la ruptura de hostilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario