El programa Nacionalsocialista y sus concepciones doctrinarias ideológicas fundamentales - Gottfried Feder

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La concepción doctrinaria del Nacionalsocialismo ha sido completamente ocultada a los ojos de los pueblos a través de una montaña de mentiras, contando para ello, los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, de absolutamente todos los medios de manipulación masiva.
Nada más indicado para aprehender la verdadera esencia de la cosmovisión hitleriana que recurrir a su fuente más autorizada: la Biblioteca Oficial del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (N.S.D.A.P.). Precisamente el Cuaderno Nº 1 de la misma lo constituye EL PROGRAMA NACIONALSOCIALISTA, analizado por su Director, el célebre Gottfried Feder -designado expresamente por el Führer responsable de la difusión y definición ideológica -, autor del no menos célebre Manifiesto para el quebrantamiento de la servidumbre del interés, uno de los ejes del Nacionalsocialismo.
Esta centralidad resulta acentuado por el énfasis que los nacionalsocialistas pusieron en mantener inalterable sus postulados. Declinando a, como lo hacen los demás partidos, adaptar el Programa a las llamadas circunstancias y adaptando, en vez, las circunstancias a el Programa tomando control por sobre lo circunstancial... Adolf Hitler declaró en el Congreso de Dirigentes del Reich: "Las cuestiones programáticas no ocupan la atención del Congreso de Dirigentes: el Programa está fijado y no toleraré jamás que se sacudan los fundamentos doctrinarios del Movimiento". Así fue hecho, y así hoy en día podemos estudiar sus fundamentos tanto en teoría como en la práctica.


PRÓLOGO DE FEDERICO RIVANERACARLÉS

La concepción doctrinaria del Nacionalsocialismo -cuya enorme significación histórica huelga resaltar- ha sido completamente ocultada a los ojos de los pueblos a través de una montaña de mentiras y de burdas patrañas e incluso, paradójicamente, hasta no pocos de sus partidarios actuales poseen sobre él un conocimiento rudimentario. Durante la existencia del Tercer Reich, la imperiosa necesidad de contrarrestar, aunque fuera parcialmente, la descomunal y calumniosa propaganda aliada, impidió la divulgación masiva fuera de Alemania de los textos fundamentales de un pensamiento filosófico-político al que puede calificarse sin exageración, como el más revolucionario de la historia.
La agobiante e ininterrumpida campaña de acción psicológica, de escala mundial, orquestada por el judaísmo internacional y sus agentes liberales y marxistas ha cubierto de ludibrio y de fango todo lo que sea Nacionalsocialismo y esto ha sido realizado de modo tal, que para la mayoría de la gente se trata de un movimiento de feroces y peligrosos monstruos preocupados exclusivamente en someter al universo y satisfacer sus enfermizos y sádicos instintos. En semejante clima, hábilmente prefabricado, no puede pretenderse no ya la menor simpatía por los camisas pardas, sino ni siquiera interés alguno en conocer su ideario.
Se puede sostener cualquier ideología por más absurda y antinatural que ella sea, se puede profesar abiertamente el marxismo -que circula tranquilamente por el mundo libre -, pero los campeones de la libertad de pensamiento (una de las muletillas utilizadas contra la Alemania de Hitler), no permiten que nadie proclame su fe nacionalsocialista, bajo amenaza de ser fulminado por los rayos de los dioses del Olimpo democrático. ¡Hasta se deforma el nombre de la doctrina, llamándola peyorativamente “nazismo”!
Pese a todo, algunos sectores de las nuevas generaciones, hastiados del infierno de la sociedad de consumo, no son ya atrapados por las seducciones del “paraíso” rojo. Observan desdeñosamente las mistificaciones que los rodean y los que aún no han abrazado el estandarte de la cruz gamada, han comenzado a prestarle respetuosa atención, encontrando en él, con razón, una atracción irresistible. ¡Es que empieza a descubrirse que los enemigos del Movimiento Nacionalsocialista son justamente los verdugos y los explotadores de la humanidad!
Nada más indicado para aprehender la esencia de la cosmovisión hitleriana que recurrir a su fuente más autorizada: la Biblioteca Oficial del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (N.S.D.A.P.). Precisamente el Cuaderno Nº 1 de la misma lo constituye EL PROGRAMA NACIONALSOCIALISTA, analizado por su Director, el célebre Gottfried Feder -designado expresamente por el Führer responsable de la difusión y definición ideológica -, autor del no menos célebre Manifiesto para el quebrantamiento de la servidumbre del interés, uno de los ejes del Nacionalsocialismo.
Resulta sumamente difícil hallar las palabras adecuadas para poner de manifiesto la trascendencia, el sentido profundamente revolucionario y la tremenda vitalidad histórica que trasunta este Programa que modelará, a no dudarlo, el mundo del mañana.
Si bien EL PROGRAMA NACIONALSOCIALISTA es de una claridad y precisión tales que, prácticamente, nos eximen de todo comentario cabe, sin embargo, hacer una acotación en un punto crucial: el que se refiere al campo económico-social. Un análisis superficial que no tenga en consideración todos los datos del problema, puede hacernos incurrir en el grave error de suponer que el Nacionalsocialismo defendió las estructuras capitalistas, tal como sostiene la propaganda comunista. La lectura del Programa parecería ratificar esta afirmación dado que, efectivamente, la propiedad individualista de los medios de producción (que no otra cosa es el capitalismo) es, aunque con reservas, aceptada. ¿Cómo se entiende esto? ¿Cuál es realmente la postura nacionalsocialista en este aspecto? Veamos.
En primer término, reparemos que el Nacionalsocialismo, como los restantes Movimientos nacionales del siglo, a diferencia del demoliberalismo y del marxismo que son engendros de laboratorio, irrumpe en la escena histórica como una reacción natural, biológica, de la Comunidad avasallada, por tanto, es comprensible que encerrara inicialmente ciertas falencias en sus formulaciones teóricas que con posterioridad serían superadas sobre la marcha. Por otro lado, lo que cuenta en un movimiento revolucionario no es la letra sino el espíritu que lo anima. Y precisamente en el espíritu nacionalsocialista campea una radical y violenta oposición al capitalismo. ¿No se habla en el Programa, acaso, de la lucha entre el Trabajo -encarnado por el NSDAP - y el Capital - personificado en el judaísmo y los sistemas burgueses, democráticos y marxistas, que le sirven dócilmente?-. ¿No dice Feder que el Nacionalsocialismo es del todo distinto que el Capitalismo? Ha sido el propio Hitler quien calificó a la tesis del “quebrantamiento de la servidumbre del interés” -según podrá constatar el lector - como la esencia del Nacionalsocialismo (que, por lo demás, no se denominó así por simple capricho u oportunismo). Y la servidumbre del interés” es, a su vez, la esencia de la sociedad capitalista.
La coyuntura especialísima en que se desenvolvió la Revolución Nacionalsocialista, incidió negativamente sobre el desarrollo orgánico de su posición anticapitalista. Al acceder al poder, Hitler se encontró con una Alemania sumida en la ruina más indescriptible y cercada por poderosísimos enemigos. Había, por ende, forzosamente que efectuar el proceso revolucionario en dos etapas, la primera de las cuales tenía como fin la liberación política y la construcción del Estado Nuevo, única manera de enfrentar con alguna posibilidad de éxito a los enemigos externos que querían impedir a toda costa la resurrección alemana (en la que estaba implícita la resurrección de la Civilización blanca), lo que desgraciadamente a la larga sucedió.
La segunda fase revolucionaria, la liberación total de la Comunidad de las formas burguesas, debía quedar para más adelante, puesto que las alteraciones en el ritmo de la producción que automáticamente trae aparejada toda modificación de las relaciones en el seno de la empresa, acarrearían inevitablemente consecuencias fatales para Alemania, que no se hallaba en condiciones de derrochar energías de ninguna índole y que debía, con rapidez fulmínea, volear la totalidad de sus fuerzas en el plano de la política exterior.
Ante ello, el régimen nacionalsocialista evidenciando una vez más su autenticidad revolucionaria, decidió llevar a cabo una serie de experiencias pilotos en el ámbito económico-social, destinadas inteligentemente a preparar el camino que la Nación transitaría en el porvenir, superadas las graves contingencias del presente. En tal sentido se fomentó la creación de empresas basadas en la propiedad comunitaria de las herramientas de trabajo como la famosa Volkswagen, ejemplo de capacidad productiva y de eficiencia técnica. Paralelamente, se instauró el Frente del Trabajo Alemán, cuyas características eran las siguientes: 1. Integración de todas las empresas industriales y agropecuarias de Alemania, a la que se definía -en este aspecto - como una gigantesca comunidad de producción; 2. Modificación sustancial de la sociedad anónima, lo cual significó: a. transformar las acciones en simples obligaciones; b. traspasar casi íntegramente la plusvalía a manos del Estado, quien la distribuía en función de las necesidades nacionales; el capitalista recibía un ínfimo porcentaje que a partir de 1939 quedó reducido sólo al 3 % anual; responsabilizar ante la Comunidad al jefe de la empresa del desempleo eficaz de la misma. (Esta fiscalización se realizó por intermedio de diversos organismos, el principal de los cuales era el originalísimo Tribunal de Honor Social).
Asimismo se prohibió bajo pena de muerte el interés del dinero, hecho inédito en las sociedades contemporáneas. El préstamo recuperó su antiguo sentido comunitario, dejando de ser usura legalizada. El dinero volvió a ser concebido como mero instrumento de intercambio de bienes y servicios en lugar de medio de lucro y de opresión de la Nación, como sucede en la democracia. La economía se apartó del patrón oro para basarse, como corresponde a su naturaleza, en la capacidad de producción nacional.
Como puede comprobarse de hecho el Capitalismo había desaparecido. Aunque no se podía en ese momento, como hemos visto, efectivizar el cambio integral de la infraestructura económico-social, el sistema nacionalsocialista no se limitó -como en otros países - a paliar o suprimir sólo los efectos de aquél sino que lo hirió de muerte. La clase burguesa casi no existía y había sido despojada de todo su poder.
En el terreno de las realidades concretas, ¿quién ha aventajado al Nacionalsocialismo? El tan declamado socialismo de los países marxistas es sólo una máscara que no logra ya disimular un brutal capitalismo de Estado, más tiránico aún que el de tipo demoliberal por su grado de concentración, en el cual una nueva clase de oligarcas lleva al paroxismo la expoliación de los productores. El Nacionalsocialismo, en cambio, ha sido y es el único movimiento genuinamente revolucionario y liberador. Es el verdadero socialismo, esto es, la síntesis totalitaria y armoniosa que resulta de la complementación orgánica de los conceptos de propiedad y de sociedad.
La circunstancia de que el régimen hitleriano haya tenido sólo doce años de vida, la mayor parte de los cuales fueron absorbidos por la guerra y sus prolegómenos, hacen aún más sorprendente y encomiable la inmensa obra realizada. ¡Qué metas se habrían alcanzado con un margen sólo un poco más dilatado de tiempo! Sus adversarios lo sabían y actuaron en consecuencia para impedirlo. Valiéndose de las más descaradas y cínicas provocaciones, obligaron al enemigo mortal de su intereses a una guerra prematura en la cual una colosal desproporción de efectivos, frustró la empresa casi increíble de la Alemania Nacionalsocialista.
Queremos señalar, por último, que la creencia bastante extendida que circunscribe el Nacionalsocialismo a Alemania, es absolutamente equivoca y entraña un prejuicio acientífico forjado deliberadamente por los sofistas burgueses. Por el contrario, en tanto es la expresión orgánica del orden social natural, posee validez universal e implica la única respuesta histórica válida para nuestra hoy sojuzgada raza aria, creadora de las más elevadas manifestaciones de la cultura y del espíritu humanos.
Adolf Hitler sucumbió voluntariamente con su pueblo -en la catástrofe histórica de mayor dimensión que haya sufrido Occidente - en cumplimiento del Programa que el lector tiene entre sus manos. A través del mismo, sin embargo, el Führer sigue viviendo en sus fieles combatientes que día a día se acrecientan. El Nacionalsocialismo constituye la garantía de su eternidad.
De ahí la importancia excepcional que revista EL PROGRAMA NACIONALSOCIALISTA, basamento inesquivable de un Nuevo Orden que inexorablemente se impondrá y cuyos signos germinales comienzan a vislumbrarse.

FEDERICO RIVANERA CARLES.
Buenos Aires, octubre de 1975.
Notas:

1- A consecuencia del humillante “Tratado” de Versalles y de la oprobiosa República de Weimar, impuestos por las Plutocracias vencedoras en la Gran Guerra de 1914-18

2- Esta ha sido, básicamente, la fórmula que hizo posible implementar una economía de guerra que convirtió a Alemania, en un par de años, en la primera potencia militar del planeta, y conjuntamente en la Nación de más alto nivel de justicia social, fenómeno incomprensible para los seudoeconomistas burgueses y marxistas.

3- Dicho cargo, por lo general, no era ejercido por los dueños del capital -cuyos derechos eran ya nominales - puesto que se trata de una función - técnica.

4- En la propia URSS, además de sustraerse a los obreros el producto de su trabajo, ha comenzado a implantarse paulatinamente el lucro en las empresas.

5- Ello motivó la aparentemente inconcebible proposición de Churchill de que serían reconocidas las exigencias germanas con la sola condición de la vuelta al patrón oro que, como es sabido, es la clave del poder judío mundial del que era testaferro el primer ministro británico.

6- Esta verdad irrefutable y trascendente tal fue lúcidamente comprendida por las juventudes de toda Europa que la avalaron con su sangre y su martirio en las legendarias divisiones de la Waffen-SS.

7- Las tensiones sociales que se traslucen en los reiterados intentos de muchos de sus habitantes de abandonar el territorio y las sublevaciones obreras y campesinas -aunque violentamente reprimidas siempre latentes - acaecidas en casi todos los países torturados por el bolcheviquismo, son las pruebas dramáticas de lo expuesto.

                Objetivo Prioritario:
Ocultar qué era la Economía Nacional Socialista

Las realizaciones de esa Economía fueron tan considerables y se dieron en tan corto tiempo, que sus adversarios han considerado indispensable ocultaren qué consistía. Se le ha colocado encima una lápida y no se les muestra a los universitarios ni a los alumnos de las escuelas de economía
Es más uno de los móviles de la Segunda Guerra Mundial fue precisamente acabar con dicha Economía, a fin de que únicamente rija la actual, encaminada a la Globalización
El presente libro de Gottfried Feder es un documento útil para los estudiosos de la Historia
Notas:

1- Todo esto es precisamente lo opuesto a la economía NS que expone Gottfried Feder

2- Memorias. J.K. Galbraith; Edit. Grijalbo; 1982

3- LA Acción Humana. Tratado de Economía. Ludwig von Misas; Editorial Sopec, S.A.; Madrid; 1968

4- Un ejemplo de enseñanzas desorientadas, no exentas de cierto esoterismo científico, puede encontrarse en el Tratado de economía del Precio Nobel Paul Samuelson. Edit. McGraz-Hill. 1980

5- Libro del Profeta Amós, 8, 4, 6 y 9, 12

6- La Enciclopedia UT.E.HA dice que, en boca de Jesucristo, el término de mammonismo implica una tentación exagerada de riqueza que hace pecar y perderse a los hombres

7- Se refería al ‘socialismo marxista”, que deformó el sentido original del termino pues correctamente éste implica preeminencia de la sociedad sobre el interés aislado de individuos o grupos.

8- Eso se promete en muchas Democracias, pero no se cumple.

9- Ha habido año en que México destine el 60% de su presupuesto para pagar ‘el servicio de la deuda’, y para hacerlo ha tenido Que emitir bonos u obtener otros préstamos

10- Hitler y oros funcionarios no cobraban sueldo

11- La Economia Nacionalsocialista. M Y Sweezy. Fondo de Cultura México.1944. La investigación fue hecha en 1940

12- Memorias. John Kenneth Galbraith Edit Grijalbo. 1981. Pag 240

13- Hess era el Secretario del Partido Nacional Socialista, amigo íntimo de Hitler y uno de sus posibles sucesores

¡LA PATRIA!

EL REICH ALEMÁN ES LA PATRIA DE LOS ALEMANES.

En el contexto de nuestra patética posición actual, cada palabra de nuestra demanda nacional sacude como un latigazo.
El “Reich Alemán”: ¿Dónde está el Reich Alemán hoy?
¿Actualmente Alemania, una miserable colonia, tiene algún derecho en llamarse por el glorioso nombre de “país independiente”? ¡No!
Un país como Alemania, hoy, no se puede decir que está en posesión de sus derechos soberanos. Ni aún el más extravagante experto en ciencias políticas diría eso.
Los cinco derechos soberanos más importantes de las naciones son:
•             La soberanía territorial;
•             La soberanía militar;
•             La soberanía financiera;
•             La soberanía administrativa;
•             La soberanía judicial.
Simplemente el nombrar estos derechos soberanos y compararlos con la posición actual de Alemania, es suficiente para demostrar la invalidez de la sentencia de que un Reich Alemán soberano exista hoy en día.
Nuestra soberanía territorial es una farsa. Cada vez que le place, Francia nos ocupa sin hacer preguntas ni encontrar oposición. Asimismo, checos, polacos, daneses pueden invadir Alemania sin obstáculos en el momento que lo deseen.
El vilipendiado viejo régimen juzgaba las transgresiones de la frontera de forma muy diferente.
En tiempos pasados, la penetración militar en territorio alemán significó la guerra.
A fin de mantener la soberanía territorial, el estado requiere de Fuerzas Armadas que sean capaces de rechazar ataques sobre su territorio y sobre la vida y salud de sus ciudadanos.
Ningún estado soberano puede dejar a un poder extranjero supervisar a su personal, armamento, equipo, bases, y así sucesivamente. Si hace eso, obviamente, ya no es soberano. Ya no está en posesión de sus instrumentos de poder. Ha cedido su soberanía militar.
Esto es lo que ha hecho Alemania subordinándose a sí mismo al desarme e inspección de las Comisiones de sus enemigos.
Tal fue la magnitud de la subyugación de Alemania bajo los términos del armisticio.
Perdimos nuestra soberanía internacional.
Una cierta soberanía doméstica todavía pudo haber sido mantenida, pero inmediatamente después de la destrucción de estos medios internos de poder, vino el retorno de la plutocracia que arruinó completamente a Alemania.
Para empezar, la sucia inundación de Revoluciones se tragó Alemania, luego la multitud de estafadores y usureros, los hijos del caos, los traidores socialdemócratas y los desertores. Los delincuentes ocuparon las posiciones más altas de gobierno, las que pronto compartieron con demócratas y centristas. Detrás y por encima de todos ellos estaba el judío, el plutócrata con sus negociados.
Pronto, aun los francmasones del así llamado partido nacional fueron traídos, en particular el “hermano” Stresemann. Así, el último golpe estaba preparado.
Sofisticadas transacciones y las regulaciones de Dawes despojaron entonces a Alemania de su soberanía financiera, la cual fue otorgada a un puñado de judíos poderosos, tanto extranjeros como internos.
Asimismo, el Reichstag perdió la posesión de nuestros ferrocarriles junto con la soberanía sobre el transporte. Luego, entregó la vital soberanía administrativa en las áreas de impuestos y derechos, los que hipotecó y colocó bajo el control de los Comisarios de Reparaciones.
Poco queda por ser dicho acerca de la soberanía de nuestro sistema de Tribunales.
Nuestras áreas ocupadas están bajo la administración de tribunales militares extranjeros, el resto de Alemania está bajo decretos de emergencia como la “ley para la protección de la república”.
La ambigüedad de la ley, robo organizado a nuestra gente por las así llamada “reglas de evaluación”, obligó a nuestros tribunales a declarar a lo injusto como legal.
Alemania ya no es más un estado soberano.
Alemania se ha convertido en una colonia de esclavos.
Los alemanes son reprimidos. Son echados a prisión y se les prohíbe expresarse públicamente, por ninguna otra razón más que ser verdaderos alemanes que se resisten a la esclavitud.
De seguro, nosotros queremos tener un Reich Alemán nuevamente libre. Este futuro Reich Alemán libre debe ser el hogar de los alemanes.
Esta Alemania venidera debe ser nuestra patria y no simplemente la maquinaria de edictos policíacos. No sólo “el estado”, no meramente una autoridad establecida, no simplemente el gobierno y las prebendas de veinticinco casas reales, sino una patria verdadera.
Oh patria, palabra dulce y mágica llamando hacia primaveras de deleite. Amor, que se encuentra en nuestra patria, familiar y hermosa, soleada y adorable. La fragancia de la patria elevándose a todo alrededor, los sentimientos de dicha empapan al peregrino que otra vez siente el suelo amado de su patria bajo sus pies, a la que se encuentra ligado a través de primitivos lazos de sangre.
Patria, madre que provees a todos tus hijos. Cada alemán se siente a salvo y seguro en el Reich Alemán, el ancestral suelo alemán, la Patria alemana.
El sentido de seguridad es el elemento esencial en el concepto de Patria. De ella crece la dulce flor, el amor por la tierra natal.
No hay mayor bien para un país y su gente.
Es mucho más que la mera política social o el seguro contra desempleo. Es más que un programa de vivienda, aunque una casa propia es la mayor motivación para cultivar el amor por la tierra natal.
La Patria es más que un Estado Imperial al que se sirve, algunas veces voluntariamente, otras bajo coerción.
La Patria es mucho más que simplemente el gobierno del Reich, Estado o Ciudad, más que la representación de intereses profesionales, más que el proveedor de comida y el protector de la persona y la propiedad.
Todas estas organizaciones públicas contribuyen al concepto de Patria.
Al igual que en una familia digna de tal, el concepto de “regreso a casa” ejerce una magia especial; incluso lo mismo que un cuarto en el cual uno reside, o aun la celda de una prisión, la Patria es algo indescriptiblemente sensible y sutil, y sin embargo poderoso. Está muy por encima de los miserables pensamientos de utilitarismo de grupo, del democrático-liberal parlamentario concepto de sociedad, al que el “Estado” representa.

Notas:

1- A pesar de todos los males que aquí se describen, una de las peores crisis de la historia, la Alemania Nacionalsocialista, con la aplicación del Programa que aquí se presenta, y con la firme voluntad de gobernar según principios inmutables, se convirtió milagrosamente y en muy corto tiempo en la gran potencia mundial. Con el esplendor del Reich, quedaron en evidencia las mentiras de las teorías políticas y económicas del sistema de opresión de los pueblos e instalación de la miseria y decadencia que vivimos nuevamente en la actualidad, como si una alternativa al sistema democrático-plutocrático no fuera posible. Sólo les quedó el ocultamiento, la injuria y perversión de la historia para acallar este ejemplo. Con la edición del Programa del NSDAP pretendemos mostrar las bases teóricas con las cuales el cambio fue posible (N. d. E.)

PREFACIOS DE GOTTFRIED FEDER

El Congreso Partidario de 1926, en Weimar, decidió iniciar la publicación de una serie de textos que, en forma sintética y orgánica, se ocupen de todas las áreas importantes de nuestra vida política. Estos cuadernos han de proporcionar una imagen unitaria y fidedigna de la posición del Nacionalsocialismo con respecto a los distintos problemas comunitarios, indicando con precisión la metodología adecuada a las deficiencias y los errores.
Se trata, por consiguiente de examinar exhaustivamente “cuál es la situación”, luego indagar científicamente “cómo llegó a producirse para después, construyendo creativamente, dar respuesta a la cuestión vital: ¿QUÉ HACER AHORA? Mostrar nuevos caminos en la vida estatal, en las finanzas y en la economía, ese debe ser el cometido principal de estos trabajos que se diferencian de los escritos usuales, que impregnados de cientificismo no se atreven a ir más allá de la tarea de clasificación retrospectiva del “historiador”, o que en mérito a la “objetividad” y al “realismo” se limitan a reflejar todas las opiniones.
Erigir en este caos un “rocher de bronce” de el estudios rigurosos y extraer consecuencias claras, para conformar una voluntad política monocorde, tal es el objetivo que nos hemos propuesto.
Por este motivo nuestros manuales -con toda la libertad en los detalles - deben mostrar irrevocable e imperturbablemente las grandes concepciones fundamentales del Nacionalsocialismo en forma categórica e inequívoca.
Adolf Hitler me encomendó la publicación de esta colección que ha de constituir la Biblioteca Oficial del Partido.
Al Congreso Partidario del presente año entrego como primer cuaderno El Programa del NSDAP. A nuestro Führer Adolf Hitler le expreso mi especial gratitud por la revisión del manuscrito.

Mumau a.Staffelsee, agosto de 1927.

Gottfried Feder



PREFACIO DE LA CUARTA EDICIÓN

Justamente un año después de la aparición de la primera edición de “El programa del N.S.D.A.P.”, ya se hace necesaria una 4ª edición, nueva prueba contundente del desarrollo potente y vigoroso del Movimiento.
Con acentuado énfasis Adolf Hitler declaró en el Congreso de Dirigentes del Reich (Reichsführertagung) del 31 de agosto del presente año: “Las cuestiones programáticas no ocupan la atención del Congreso de Dirigentes: el Programa está fijado y no toleraré jamás que se sacudan los fundamentos doctrinarios del Movimiento”. A esta declaración decisiva del Führer adhiero de todo corazón, pues nada es más peligroso para la estabilidad y el empuje de un movimiento político de nuestra índole, que si a posteriori se practica una crítica negativa de su base firme -el Programa-, o si se producen discusiones al respecto. Un cambio de ideas sobre tal o cual punto del Programa es, por el contrario, fructífero, y puede y debe enriquecer y ahondar el mundo ideológico del Nacionalsocialismo.
Respecto a los problemas cotidianos y de política diaria, las opiniones frecuentemente divergirán, ya que la postura de nuestras representaciones parlamentarias muchas veces no son comprendidas de inmediato, si por motivos tácticos deben hacerse concesiones, pero distinto es cuando se trata de cuestiones básicas programáticas: aquí no puede ni debe ser distorsionado ni menos aún traicionado nada para, digamos, obtener ventajas del momento.
Quien en la cuestión judía, en nuestra lucha contra la alta finanza, el pacto de Dawes o la política de pauperización o en otros aspectos programáticos cree no poder concordar con nuestros caminos y metas fijadas inamoviblemente, quien piensa poder comprar la libertad de la Nación alemana a través de la Liga de las Naciones o de Locarno, mediante compromisos y cobardía, ese no tiene nada que buscar entre nosotros, ese está fuera del N.S.D.A.P. Nosotros rechazamos absolutamente su mejor saber privado, que suele exteriorizarse en forma insistente en sabios escritos y elocuentes discursos.
Asimismo rechazamos a los del “si pero” que si asienten en general, siempre tienen pronto un “pero” con respecto a cualquier punto.
El que esté de acuerdo con nuestras demandas, que posponga sus escrúpulos por cualesquiera cuestiones accesorias. No existe una concordancia absoluta de todos en todos los detalles, menos tratándose de un movimiento combativo político.
Distinto es, si eventualmente un punto del Programa es explotado mediante falsas interpretaciones por extraños o deformado canallescamente por nuestros adversarios políticos, tal cual ya ha sucedido. Aquí tiene que darse y se dará la interpretación oficial.
Así el Punto 17 del Programa, arrancado de su contexto, ha encontrado una falsa y malintencionada explicación y una imputación malévola por parte de nuestros enemigos. Adolf Hitler dio por lo tanto, de acuerdo con mi propuesta, el 15 de abril de 1928, la siguiente Declaración:
“Frente a las mendaces interpretaciones del Punto 17 del programa del N.S.D.A.P. por parte de nuestros adversarios se hace necesaria la siguiente declaración:
Como el N.S.D.A.P. se ubica en el terreno de la propiedad privada, resulta de por sí que el pasaje “expropiación gratuita” se refiere sólo a la creación de posibilidades legales para expropiar, de ser necesario, la tierra que fue adquirida en forma ilegal o que no es administrada conforme a los puntos de vista del beneficio popular. Esto se dirige por tanto, en primer término, contra las sociedades especuladoras de bienes raíces judías
Munich, el 13 de abril de 1928.
ADOLF HITLER.

Por supuesto no puede tratarse en absoluto de que el N.S.D.A.P. limite la terratenencia alemana en la ciudad y el campo en sus bien adquiridos derechos de propiedad, tal como ha sido sostenido mentirosamente durante la última campaña electoral por la Liga Agraria (Landbund), el Partido de Campesinos (Bauernpartei) y los nacional -alemanes (Deutschnationalen). Ningún partido practica una política agraria más clara y consecuente que justamente nosotros, los nacionalsocialistas. Del sentido y espíritu de nuestro Programa global se desprende con absoluta nitidez que sólo puede tratarse de una expropiación de tierras que, sobre todo durante la inflación, fueron escamoteadas por especuladores y usureros del exterior o del interior, casi siempre judíos, a los propietarios alemanes frecuentemente por lo que se llama “una rebanada de pan con manteca”, o también en los casos de latifundios que no se administran al servicio de la Comunidad popular.
Es la finalidad de la Biblioteca Nacionalsocialista ofrecer exposiciones fundamentales, dentro del espíritu de nuestro Programa, acerca de todos los sectores de la vida nacional.
¡Ella ha de ser el arsenal ideológico para nuestra lucha de liberación!
Murnau am Staffelsee, setiembre de 1928.
Gottfried Feder



PREFACIO DE LA QUINTA EDICIÓN

Ya otra vez se ha hecho imprescindible una nueva edición. Es - como se sobreentiende en un escrito programático - una copia inalterable, en todo lo esencial, de la edición precedente.
Sólo han sido enmendados aquí y allá algunas imperfecciones en la expresión y pasajes que pueden conducir a interpretaciones erróneas. Agradezco especialmente la revisión minuciosa y las observaciones que me hiciera llegar la Secretaría de Adolf Hitler, las que han sido tomadas debidamente en consideración,

Murnau, febrero de 1929.
GOTTFRIED FEDER.



PREFACIO PARA EL 326-350 MILLAR

Durante la campaña electoral por la presidencia del Reich se publica el 326-350 millar de nuestro Programa, para anunciar los pensamientos y objetivos de los nacionalsocialistas.
Mientras en el campo burgués impera confusión, miedo y caos, mientras los marxistas del gobierno hacen tentativas de represión tan ridículas como desesperadas, el NSDAP se halla en un ascenso inaudito en la historia partidaria y se dispone a alcanzar el poder político.
Nuestro Programa, nuestras metas, no han variado. No se han efectuado rectificaciones esenciales, y tampoco son necesarias. Declinamos, como lo hacen otros partidos, adaptar nuestro Programa a las llamadas circunstancias. Adaptaremos, pues, las circunstancias a nuestro Programa, dominando las circunstancias.



PREFACIO PARA EL 500 MILLAR

El programa del NSDAP es inmutable. El nacionalsocialismo ha alcanzado el poder en Alemania. A pesar de las represiones inéditas, no fue posible detener el victorioso momento de nuestro movimiento.
El ya canoso Mariscal de Campo de la Gran Guerra Mundial ha nombrado al líder del NSDAP, Adolf Hitler, Canciller alemán. Él mantiene el imperio del gobierno con mano firme. Con sabiduría propia de estadista, fuerza y claridad de propósito, los prerrequisitos domésticos han sido creados para la realización de nuestras metas programáticas.
Repetidas veces debemos poner énfasis en que el programa del NSDAP no puede ser comparado con ningún programa de cualquier otro partido. El NSDAP no tiene un “programa de época” o un “programa de acción”. En contraste, el contenido de los 25 puntos está caracterizado por una impávida determinación, sin abandonar nuestros imperativos tácticos.
Más que nunca, es necesario que los millones de nuevos miembros del partido y los seguidores se familiaricen con el contenido original del NSDAP. Sólo en este camino, la base teórica estará preparada entre la gran masa del pueblo alemán para la realización final de nuestras metas.
Los prefacios precedentes son incluidos nuevamente porque dan una breve revisión de nuestro movimiento desde sus más pobres comienzos hasta su alzamiento en el poder.
En conclusión, he evitado hacer cambios de cualquier clase a fin de evitar la impresión de que las demandas originales ya no siguen en efecto.
“Los líderes del partido prometen, si es necesario, empeñar sus propias vidas en la realización de los 25 puntos precedentes” es la frase final de los 25 puntos, que nuestro Führer ha proclamado públicamente el 24 del febrero de 1920.
“El nacionalsocialismo no decepcionará al pueblo alemán”.

Berlín, 11. de Agosto de 1933
Gottfried Feder
Secretaria del Reich
Ministerio de Finanzas

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