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I.- Introducción.
Con verdadero temor entro a tratar la materia de este
librito, presintiendo que voy a disgustar a más de uno con el intento de
vulgarizarla como, con el favor de Dios, me propongo. Hay entre los masones personas
serias y sinceras, que, tal vez, han llegado a formarse la convicción de que la
asociación a la cual han dado su nombre no sólo es inofensiva, sino honorable y
digna de reconsideración. Entre esas personas hay algunas que me manifiestan
benevolencia y me honran con sus atenciones; a otras les debo servicios y les
estoy agradecido. Pero si esas personas, cuya sinceridad reconozco, piensan
rectamente, comprenderán que yo también voy a tratar esta materia con toda la
sinceridad de mi alma, y que no es mi intención ocasionar a nadie la menor
molestia, sino cumplir con una obligación que me impone la conciencia. Más aún,
descubrirán en este trabajo un esfuerzo para sacar del error a los que, a mover
y según las reglas generales del común sentir, han caído en él sin darse cuenta
o por una excesiva condescendencia.
2.- Mi propósito.
Hay muchas obras escritas sobre la Masonería, como puede
verse en la Bibliografía que ponen los Diccionarios Enciclopédicos, especialmente
el de Espasa, al tratar de ella. Aquí mismo, en Chile, se han
publicado algunos
opúsculos o se han difundido otros venidos de otras partes,
algunos traducidosdel francés, como los de Mons. Fava. ¿Para qué, entonces, un
nuevo opúsculo? dirá el lector. Cierto que no es por el prurito de escribir, lo
que, por varias razones, harto me cuesta. Las obras grandes, o están escritas
en idiomas extranjeros o son demasiado extensas y no están al alcance sino de
muy pocos.
Los opúsculos dichos, o por no llevar nombre de autor o por
dejar a un lado aspectos importantes de la materia que se trata, dejan, a mi
parecer, algo que desear. Ésa es la razón por qué he emprendido este trabajo,
para poner al alcance del mayor número de personas, sean o no sean masones,
cosas que no pueden menos de interesarles; pues creo que a todos los padres de
familia católicos, a todos los jóvenes y señoritas, a toda persona que tome a
pechos su Religión, su patria y el bienestar de la humanidad entera, les
conviene saber algo de lo mucho que ignoran sobre una institución y sobre
doctrinas que tienen íntima relación con asuntos de tan vital importancia como
esos. Deseo desvanecer ciertas dudas y disipar ciertos engaños, a favor de los
cuales se hace mal a muchos incautos o imprudentes y, por medio de ellos, a
todo lo que más puede estimar un corazón bien puesto, comenzando por el propio
bienestar moral, por la educación de la propia conciencia. Estoy seguro de que
muchos masones me agradecerán este servicio de darles a conocer lo que a ellos
se les está ocultando: he oído ya a varios el desengaño sobre la Masonería, y
eso sin que hayan penetrado el fondo de sus secretos, y precisamente éste ha
sido uno de los estímulos que he tenido para emprender este estudio sobre ella.
Espero dar a muchos la luz que por ahora no tienen y que me la agradecerán.
1. 3. - ¿Pero los profanos pueden saber algo acerca de la
Masonería?
He aquí una pregunta que necesariamente ha de ocurrir a todo
el que sepa las interminables precauciones que toma la Masonería para
que no se conozcan sus secretos. Esta pregunta se la van a hacer aún los mismos
masones, sobre todo los que poco o nada se preocupan de conocer su institución,
sino que aceptan ciegamente lo que en ella se les dice. Hay entre nosotros
muchísimos masones que, estoy seguro, saben de Masonería mucho menos que yo;
mucho menos de lo que yo sabía antes de dedicar un poco de tiempo a este
estudio, como lo he hecho últimamente, y saben menos, porque en esta materia se
atienen con toda buena fe a lo que oyen en las logias y no tienen tampoco
tiempo para preocuparse más de ello.
Ahora bien, ¿cómo ha podido saberse lo que se encierra en el
recinto de las logias y en el círculo juramentado de los masones? He
aquí cómo: En primer lugar no han faltado muchos que, al dar cuenta del fin y
de los manejos de la Masonería y sintiendo los reproches de su razón y de su
conciencia, han vuelto atrás, se han separado de las logias y han manifestado
lo que su conciencia les decía que no debían ocultar más tiempo. Citaré como
ejemplos al conde de Haugwitz, quien, después de haber ejercido mucha
influencia y de haber ocupado altos grados en las logias, presentó en 1822 una
memoria al Congreso de Verona sobre los manejos de las Sociedades Secretas, cuyo veneno, decía, amenaza
la humanidad hoy más que nunca. Citaré a Copin-Albancelli, que, después
de haber llegado a Caballero Rosa-Cruz y en vísperas
de ascender o otro grado más alto, se
retiró también y
se dedicó a manifestar el peligro que encierra la
Masonería para su patria, la Francia, y para la
civilización cristiana. Ha fundado un periódico y ha escrito la obra antes
citada. Citaré a Domenico
Margiotta, ex-33 y ex Gran Maestre de muchas logias de
varios ritos, en Italia, autor de Adriano
Lemmi, &c.
Otro medio de saber los secretos de la Masonería son los
documentos oficiales de las logias, de los cuales han logrado
apoderarse los gobiernos. Así, por ejemplo, el Gobierno de Baviera, en 1786,
sorprendió todos los papeles y archivos de la secta de los Iluminados, fundada por
Weishaupt, y los hizo publicar con el nombre de Escritos
originales de la Orden y de la Secta de los Iluminados.
Eckert también tuvo en su mano, para escribir
su obra, documentos suministrados por los gobiernos.
Otro medio de saber los secretos de la Masonería son los
rituales de la misma; rituales diversos entre sí, según los ritos, pero
concordantes en las ideas generales. Del mismo modo, las obras y revistas
masónicas destinadas a circular dentro de la orden, en las cuales se suelen
publicar las conferencias o discursos de los masones, especialmente en sus
grandes asambleas. Son conocidas las revistas El
Mundo masónico, La Revista Masonica, La Revue
Maconnique, las obras de Ragón, de Findel, de Pike, Mackey, de Mac-Clenachan, estos tres últimos de Estados Unidos, y otras muchas que pueden verse
citadas en los autores que tratan de la Masonería. Entre nosotros se edita La Verdad. Con
paciencia y perseverancia se ha llegado a formar una Biblioteca masónica suficiente para tener sobre la Masonería el juicio cabal
que conviene tener.
1. 4. - Un verdadero Proteo.
Lo que las fábulas cuentan del personaje mitológico llamado
Proteo, a quien no se le podía coger por la variedad de formas con que
se presentaba, se realiza con exactitud en la Masonería: ella, como el
personaje aludido, cambia de formas según le conviene: unas veces es
monárquica, otras republicana y otras veces, comunista; unas veces enciende la
revolución, otras veces defiende el orden; unas veces patrocina las doctrinas y
reconocer como suyos los hechos de sus miembros; otras veces, sobre todo cuando
son tales que despierten a la execración pública, se lava las manos y atribuye
esos hechos a la exageración o apasionamiento personal del que los llevó a
cabo.
Por otra parte, lo que se hace o enseña en unas logias lo
ignoran otras logias inferiores. No todos los ritos son los mismos. Queda,
pues, un anchocampo para que un masón pueda decir: Yo
soy masón y aún
he ocupado altos puestos en las logias y no sé
nada de eso que se atribuye a la Masonería;
son calumnias que le levantan sus enemigos. La
mayor parte de ellos lo dirá con
verdad, porque así es: los masones ignoran muchas
cosas de la masonería; pero otros lo dirán mintiendo, porque así les conviene
decirlo. Como se comprende fácilmente, una sociedad que se oculta en las
tinieblas de la noche o del secreto para hacer sus trabajos,
tiene una ventaja inmensa sobre sus adversarios para despistarlos y
engañarlos, y dará ímprobo trabajo al curioso que pretenda descubrir una parte
de ellos siquiera. Con esa condición a la vista, allegaré pruebas a lo que vaya
diciendo, de tal manera que el lector se forme de esa asociación una idea
fundada en los datos más auténticos e innegables que hay, sin olvidar lo que
dice un ex masón: El masón
está descalificado para hablar de la Masonería (Copin, P.O. 106.107.)
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