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EXTRACTO DE LA INTRODUCCIÓN
La revolución nacionalsocialista y
sus SA despertaron el interés y la curiosidad de muchos.
Todo comenzó poco después de cesar
las armas en los frentes de la Gran Guerra, en noviembre de 1918. Con ello no
llegó la paz sino la derrota para las Potencias Centrales, entre las que se
encontraba Alemania y el Imperio Austrohúngaro.
Europa central y del Este se hundía
en el caos. En este ambiente de desolación surgieron, por un lado, las milicias
marxistas que deseaban emular a los bolcheviques en su revolución violenta, por
el otro los “Freikorps” o cuerpos francos que a principios de la década de los
años veinte combatieron por toda Alemania, el báltico y otros lugares a los
marxistas.
En Alemania la
situación se hizo insostenible. Millones de trabajadores estaban desempleados,
el hambre asolaba a una gran parte de la población y los partidos radicales
comenzaban a tener más y más adhesiones, siendo el partido comunista el que
mayor fuerza tenía. La República de Weimar estaba a punto de convertirse en un
bastión bolchevique en medio de Europa.
Uno de los pequeños
grupúsculos que proliferaba era el Partido Nacional Socialista de los
Trabajadores Alemanes (NSDAP), con un puñado de militantes y pronto liderado
Adolf Hitler.. Sin embargo fueron aquellos militantes anónimos que se
entregaron en cuerpo y alma al servicio de una causa y que consiguieron en
apenas una década, lo que va desde 1921 a 1934, crear un partido de millones de
militantes, ganar elecciones tras elecciones pese a la oposición violenta de
los medios, el sistema y todo el espectro de partidos conquistando de forma
democrática el poder en Alemania. Es lo que Goebbels, llamó “el anónimo SA”,
aquel militante dedicado que sin esperar nada a cambio, combatió hasta el
denuedo y que tras la derrota militar de 1945 sería condenado de forma
colectiva en los juicios de Núremberg como criminales.
Erik Norling
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