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La publicación de Romanticismo Fascista de Paul Sérant por
primera vez en lengua castellana, puede ser considerada un hito para todos los
que se interesan y estudian los aspectos culturales del fascismo. Detrás del
título lo que se oculta es un ensayo sobre los intelectuales fascistas, sobre
seis en concreto: Pierre Drieu La Rochelle, Louis Ferdinand Céline, Roberto
Brasillach, Alphonse Chateaubriand, Abel Bonnard y Lucien Rebatet. Es, pues, un
ensayo sobre literatura fascista francesa. El fascismo francés fue un gigante
intelectual y un enano político. Francia fue el país en el que el fascismo
nunca tuvo posibilidades de triunfar y en donde los intelectuales que optaron
por esta vía representan la quintaesencia de la autenticidad.
El autor
El autor, Paul Sérant, es un gran desconocido en España y,
sin embargo, fue uno de los autores más populares en la Francia de los años
50-80. Su verdadero nombre era Paul Salleron. Nació en 1922 y falleció en 2012.
Su trayectoria política es extraña. A los 20 años participó en las actividades
e la resistencia francesa y trabajó luego para la BBC inglesa.
Sus primeros pasos como ensayista los dio en el terreno del
esoterismo consagrando un estudio sobre la vida y la obra de René Guénon (que
llevaba el nombre del maestro del tradicionalismo integral) que gozó de
merecida fama y que todavía hoy es regularmente reeditado. Las obras que
publicó en los años 50 van esa dirección: Le meurtre rituel (1950), Au seuil de
l’esotérisme (1952) y L’esprit moderne et la tradition (1953). Hasta su muerte reconocerá la
herencia intelectual de René Guénon e incluso su alejamiento de la “Nouvelle
Droite” se producirá por el papel que ocupaba Louis Pauwels en ese ambiente,
uno de los intelectuales que peor comprendieron la obra guenoniana.
Será a mediados de los años 50 cuando se empiece a interesar
por temática política. Romanticismo Fascista inaugura ese período, cuando ya ha
tomado contacto con Maurice Bardéche e iniciado su colaboración con La Défense
de l’Occident. Políticamente, Sérant nunca será fascista, sino que se irá
aproximando a los puntos de vista de Action Française y del que fuera su jefe e
inspirador, Charles Maurras. Con todo, Sérant –a quien se puede aplicar aquello
de “amigo de Platón, pero más amigo de la verdad”- no ahorra críticas a Maurras
(incluso en esta obra que presentamos ahora).
Uno de sus últimos libros, Les dissidents de l’Action
Française fue publicada en 1978 por Éditions Cópernic, el sello editorial de la
Nouvelle Droite, a pesar de que Sérant evitaba relacionarse públicamente con
esta tendencia causa de su lealtad a Guénon.
En sus últimos años sostuvo posiciones tradicionalistas,
nacionalistas, identitarias y regionalistas, a las que les había llevado sus
largas excursiones por distintas arenas doctrinales. Precisamente por esta
peripecia política hemos decidido traducir Romanticismo Fascista, en la medida
en que responde al lema de la Revista de Historia del Fascismo: “Ni apologistas
ciegos, ni detractores sistemáticos. Así fue un aspecto del siglo XX”.
La obra
Sérant describe con singular maestría los rasgos del
fascismo a través de las obras y de las vidas de seis intelectuales de esta
corriente. Pierre Drieu La Rochelle, Louis Ferdinand Céline, Roberto
Brasillach, Alphonse Chateaubriand, Abel Bonnard y Lucien Rebatet. La fama de
todos ellos excedió en su tiempo las fronteras de Francia. Fueron autores
universales, algunos de los cuales hoy siguen gozando de merecida fama
literaria y de constantes reediciones: en especial Céline (considerado hoy por
buena parte de la crítica, como el mejor autor francés del siglo XX) y Drieu la
Rochelle. Ambos tienen buena parte de su obra traducida al castellano, pero,
lamentablemente, hasta la aparición de esta obra no se ha podido disponer de
ningún estudio crítico sobre ellos, ni sobre todos los demás.
Sérant encuentra en los rasgos del fascismo de todos estos
escritores elementos comunes dentro de la personalidad propia de cada uno de
ellos. Define esos rasgos como Romanticismo, el dominio en el que la pasión, la
vitalidad, la vida y el espíritu tienen la iniciativa sobre la reflexión, la
racionalidad, la pasividad y la solemnidad. Es una forma de romanticismo en la
medida en que el espíritu domina sobre la materia, la pasión arrebatadora sobre
la reflexión serena, el arrebato sobre la serenidad. La forma de observar el
pasado, las raíces y la tradición de todos estos autores, tiene mucho que ver
con los valores del romanticismo del siglo XIX. Alguien los ha llamado “nuevos
románticos”, Sérant se limita a describir su obra, su vida y sus vicisitudes.
Cada capítulo indica un área de investigación. Sérant
selecciona, ordena, comenta, analiza, interrelaciona, más de 400 citas de todos
estos autores. Y, por supuesto, da su opinión extremadamente esclarecedora y
brillante que incluye un juicio extremadamente crítico hacia la resistencia
francesa y sus intelectuales.
El libro termina con esta declaración:
“La gran lucha de nuestra época no es pues la que contrapone
una ideología a otra, las razas y las potenciales rivales entre ellas. Es la de
las pequeñas minorías de seres despiertos que, en todos los pueblos de la
tierra, preparan en silencio el renacimiento del espíritu tradicional en las
formas adaptadas a las exigencias del mundo actual. Las meditaciones sobre
grandes aventuras políticas y espirituales de este siglo es una de las armas
necesarias para tal lucha, una lucha, en definitiva, contra uno mismo más que
la lucha contra todas las presiones externas. Quizás nuestro ensayo haya
aportado su modesta contribución a esta meditación tan ingrata como
necesaria”.
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