Guerreros de Borgoña - Erik Norling

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Pags 275
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El combate de la Gran Europa contra el comunismo en el Frente del Este significó la unión por primera vez en la historia a todos los pueblos que integran Europa contra el régimen soviético y bolchevique que pretendía expansionarse por el mundo. Y ello fue posible gracias a hombres como LEÓN DEGRELLE, entusiastas idea­listas que movieron a miles de voluntarios para formar las unidades de las Waffen SS.
Este libro que tiene Ud. en sus manos describe de forma magnífica la epopeya y muerte de una de las mejores unidades que integraron la Werhmacht. A lo largo de los años 1944 y 45, en pleno ocaso de las armas alema­nas, estos valientes dirigidos por Degrelle lucharon, resistieron y murieron por Europa, por su Gran Ideal y por su futuro: el nuestro hoy.
La 28 SS Freiwilligen-Grenadier-Division Wallonien tuvo el honor de combatir en los frentes más importantes y en las batallas más heroicas que se dieron en el Frente del Este. Y allí siempre, junto a sus camaradas, estaba Degrelle. Ucrania, Tcherkassy, Estonia, Stargard, el Oder, Altdamm, etc, son páginas gloriosas que describen una fuerza y tesón sin parangón en nuestros días.
Sin duda es este un libro dedicado a LEÓN DEGRELLE, pero también a sus miles de camaradas que le siguieron en fe ciega al más duro combate de todos los tiempos y en las más difíciles de las condiciones, y principalmente a aquellos que quedaron bajo el frío suelo ruso, muertos en plena juventud y cuyas almas aun hoy perviven en nuestra memoria como guía sagrada en la guerra que aun hoy continúa contra el mismo enemigo.

EL AUTOR

Erik Norling, autor de este impresionante libro nació en Málaga. Abogado de profesión, ha dedicado gran parte de su vida a documentar y escribir la historia de las unidades de la Waffen SS que combatieron durante la II Guerra Mundial junto a Alemania. Es considerado uno de los mejores historiadores modernos sobre este aspecto tan poco conocido de la reciente historia de Europa.
En su amplísima lista de títulos publicados se hallan también estudios muy rigurosos y serios sobre la Falange, sobre el Nacional Socialismo, y un largo etcétera,.
Conferenciante apasionado y apasionante, Norling ha puesto su voz y su inteligencia en todo tipo de foros donde ha sido llamado o invitado.
Íntimo de Leon Degrelle hasta sus últimos días, ha sido capaz de unir la experiencia de éste sobre sus epopeyas y míticas batallas con el contacto directo de muchas otras personas que combatieron en la Wallonien para presentarnos este magnífico trabajo que le encumbra en lo más alto de los historiadores hoy llamados «revisionistas».

UNAS PALABRAS DEL EDITOR

A muchos de nuestros lectores les extrañará que editemos en pri­mer lugar el tomo II de Guerreros de Borgoña. Pero es que el trabajo de investigación de Erik Norling sobre Léon Degrelle y sus hombres en la Cruzada contra el Comunismo era demasiado extenso para reducirlo a un solo volumen y hubo de editarlo en dos. Ya nos sucedió lo mismo con los voluntarios franceses a cargo de la pluma de Carlos Caballero que debimos publicarlo en tres densos tomos. En cuanto a los valones se le añadió el ingente material gráfico existente sobre la unidad de Degre­lle, mucho más que otras de la Waffen-SS.
Pero, entonces ¿por qué primero el tomo II? Pues la respuesta es bien sencilla. Cuando leímos el manuscrito comprobamos que era im­prescindible una introducción, una puesta en lugar, de los orígenes del rexismo, las circunstancias que motivaron a los voluntarios belgas a alistarse, el papel de Léon Degrelle en esta épica aventura y analizar en profundidad los otros grupos nacional-socialistas que existían en Valonia durante la guerra. No era posible comprender los motivos de esos cerca de 10.000 belgas francófonos que se alistaron con el líder rexista, de los cuales alrededor de 2.500 caerían en el combate contra el co­munismo, sin antes detenerse en estos aspectos. Le pedí, por tanto, expre­samente a Erik Norling que ampliase los primeros capítulos de la historia de la Wallonie. Que presentase el papel del movimiento rexista, los diver­sos grupos y tendencias existentes, la confrontación con los flamencos, las estrategias políticas de Léon Degrelle, la estructura del partido rexis­ta, sus juventudes y, sobre todo, que se explicase quiénes eran esos volun­tarios que se lanzaron a la mayor aventura del siglo XX que jamás cono­ciera Europa.
Dado que para ello necesitaríamos otros seis o siete meses de trabajo, y viendo lo interesante que era la historia, consideré que editar primero el segundo tomo era imprescindible. No podíamos esperar a que se corrigie­ra el primer tomo. El interés que despierta la participación de los borgoñones de Degrelle en las batallas del frente del Este y las constantes peticiones de nuestros lectores para que se publicase el manuscrito me hizo dar este paso.
Creo que no me equivoco cuando digo que la lectura de este libro será un verdadero placer para los amantes de la verdadera Historia de Nuestra Europa. Podrán seguir las duras batallas de Tcherkassy, la campaña de Estonia, los sangrientos enfrentamientos en Pomerania. Verán cómo se defendía, metro a metro, la sagrada Tierra de Europa ante la invasión de los Bárbaros. Cómo miles de jóvenes idealistas, que no sabían una palabra de alemán, vestidos con el uniforme europeo de la Waffen-SS, arma en mano, vivieron los momentos más duros de su vida. Lógicamente deberán releerlo cuando publiquemos el primer tomo, que esperamos tener en la calle en medio año, ya que la información que contendrá hará posible una mejor comprensión del segundo tomo. Finalmente, una nota más: les puedo anticipar que el tomo I de Guerre­ros de Borgoña tampoco les defraudará, como no lo hará éste. Que así sea.

José García Hispan.
Editor

INTRODUCCIÓN

De la Cruz de San Carlos y de Borgoña a las runas de las SS
Cuando en mayo de 1945, al momento de derrumbarse militarmente el III Reich, nadie podía presagiar que seis décadas más tarde el interés por aquellos hombres y mujeres que soñaron una Nueva Europa no haría sino crecer imparablemente. Fueron vencidos por las anuas, pero no lograron arrebatarles sus ideales. Apenas pasa una semana sin que nos lleguen nue­vos títulos y estudios sobre esta convulsa etapa que protagonizaron los fascismos. Jamás apenas una década de historia aportó tanto al Ser de nuestro continente.
Cuando escribo estas líneas se han cumplido casi quince años desde que el inolvidable Léon Degrelle partiera hacia el lugar donde los hé­roes montan la guardia sobre los luceros. Por ello este libro debe considerarse como un homenaje a quien fuera el «Viejo Camarada, siempre joven», pero también el Guía que permitió que una generación de jóvenes nacionalistas descubrieran Europa y el ideal del Nacional-Socialismo.
El que escribe estas páginas tuvo la enorme suerte de poder conocer a Léon Degrelle (residía en Málaga) y aprovechar esa inmensa fuerza mag­nética que desprendía. Por ello no debe extrañar a ningún lector que este trabajo sobre la Wallonie. sea inmediatamente calificado por muchos como una obra «apologética», incluso un panegírico degrelliano. No me preocu­pa este tipo de críticas. Otros asunto es que habrá capítulos en los que se desgrane y aclare aspectos que no corresponden del todo con las memo­rias de Degrelle publicadas tras la guerra. Que nadie considere estas acla­raciones como una crítica al que fuera el Tribuno de Europa, todo lo contrario. Son un homenaje a su memoria, para así acallar de una vez por todas a los que se atreven a mancillar su nombre con falsedades. Nada más peligroso que la mentira para intentar destruir la memoria histórica.
Mientras que otros abandonaron su fe, o se refugiaron en sus recuer­dos, Léon Degrelle siempre estuvo en primera línea. Durante su larga vida encendió las almas a todos los jóvenes, en especial a los que militábamos en CEDADE, para no consentir que el desánimo cundiera o que sintiéra­mos la tentación de tirar la toalla (1). Para él no existía la palabra «Derrota». Cuando los que hablábamos de Europa éramos unos parias en el mundo de las llamadas «fuerzas nacionales» de los años 70 y 80, Léon Degrelle accedió a presentarse como portaestandarte de nuestra causa. ¡Europa Vivirá!, como reza una de sus más conocidas conferencias, era su consig­na y la historia le ha dado la razón.
Es imposible tener una visión clara de lo que representó Degrelle y lo que movilizó sin antes acercarse al fenómeno de los fascismos y la Cruzada anti­bolchevique de 1941-45 donde, como otros tantos, vio la luz del túnel y com­prendió la verdadera esencia de Europa, transformándola en Patria común de todos los que poblamos este pequeño apéndice del Continente euroasiático. Imprescindible es detenerse en la aventura de los entre 8.000 y 10.000 volun­tarios valones -belgas francófonos- que tomaron las armas contra el Comu­nismo y para los que Degrelle se convirtió en su guía. El propio Degrelle escribió en la inmediata posguerra sus memorias, que en España han sido ree­ditados en varias ocasiones con el título de La Campaña de Rusia. Cierta­mente el volumen está falto de datos puntuales y transpira un exceso de estilo autobiográfico. Especialmente se echa en falta nombres de las unidades y de los oficiales, pero hay que comprender que cuando se escribió (principios de los años 50) era temerario poner a éstos en peligro mientras el drama de la represión contra los voluntarios, incluso con penas de muerte, se cernía sobre sus antiguos camaradas. Es éste un trabajo que esperemos deba servir de índi­ce para cualquier acercamiento a la historia de los voluntarios valones contra el Comunismo durante la Segunda Guerra Mundial.
El caso valón comporta una serie de peculiaridades que hacen que el estudio de este movimiento voluntario deba ajustarse a otros parámetros diferentes a los que normalmente utilizamos para los voluntarios anti­bolcheviques. Los belgas francófonos servirán, en su mayoría, en una uni­dad de tipo nacional. Primero la Legión valona de la Wehrmacht, después la Brigada de Asalto y División valona de la Waffen-SS. Esta diferencia es importante. Los escandinavos o los neerlandeses, entre ellos los belgas flamencos, estaban acostumbrados a servir codo con codo con voluntarios de otros países, en especial alemanes. Desde el fracaso de las llamadas legiones nacionales, por lo problemas políticos que conllevaron, y las enormes pérdidas humanas que sufrieron, la SS-Hauptamt (Estado mayor de la Waffen-SS) decidió que se evitar en la medida de lo posible una concentración excesiva de nacionales de un solo país en una unidad. Era un revés propagandístico importante que las noticias de las bajas, cuando éstas se concentraban en una unidad -algo habitual en un conflicto y en especial en el frente oriental-, llegasen al país de origen y que las listas de caídos fueran todos voluntarios. Esto podía desanimar a los nuevos reclutas y provocaba una reducción en el necesario flujo conforme la moral decaía.
Singularidad también en el caso valón es su tremendo sentido pa­triótico. Fue de las escasas unidades de la Waffen-SS que no fueron comandadas por alemanes. En este caso la personalidad de Léon De­grelle, fascinante, compleja, que despertaba la admiración de todos los que se le acercaban, fue determinante. La historia de la Legión valona, después la Brigada y la División SS Wallonie, que en alemán se escri­bía Wallonien, siempre va pareja a la figura de su Chef, apelativo que recibiera Degrelle, pese a su inexperiencia en lo militar y que no iba parejo a su rango militar. Por ello no debe extrañar que la doctrina del Rexismo, devenido en Nacional-Socialismo valón durante la guerra, impregnara la totalidad de la unidad. A diferencia de otras unidades de voluntarios, los valones -borgoñones como le gustaba llamarles a De­grelle-, se convirtieron en verdaderos soldados políticos.
La admiración que despierta el movimiento voluntario no impide que existan lagunas y episodios controvertidos que serán desgranados en este es­tudio. La figura de Degrelle despierta odios y desprecios por parte de sus enemigos, muchos de ellos incluso en las filas de la Wallonie y que confor­man lo que podemos llamar los anti-degrellianos. En ocasiones tenían argu­montos que no carecían de razón, en otras simplemente por chocar con la tuerte personalidad de Degrelle. Algunos historiadores se han detenido en exceso en estas diferencias y creen, con ello, que están llevando a cabo una especie de revisionismo histórico. Nada más alejado de la realidad. La histo­ria de la Wallonie pasa necesariamente por la de su máximo representante: Léon Degrelle.
La publicación de este segundo tomo antes que el primero provoca­rá en los lectores ciertos problemas. Soy consciente de ello -especial­mente entre ¡os más profanos-, por lo que he intentado dar el máximo de detalles y notas a pie de página en éste, aún a riesgo de ser repetitivo con aspectos que habré explicado en el primer tomo. De todas formas las campañas militares de 1944 y 1945 tienen un componente militar mucho más acentuado que los primeros años en que los problemas políticos estaban presentes, y en vista de ello podemos diferenciar clara­mente ambas etapas. El período en la Wehrmacht, politizado, cuasi unidad rexista, donde las unidades se nutrían en un 90% con militantes idealistas que mezclaban la aventura en el frente con los sueños de retomar y tomar el poder en su Patria; y el de la Waffen-SS de los voluntarios borgoñones, transformados en degrellianos, más alejados de los problemas internos de Bélgica y cuya misión era la defensa de Europa frente al Comunismo.
Finalmente, importante destacar que hemos -deliberadamente — evitado entrar en profundidad en el capítulo dedicado a los voluntarios españoles que combatieron junto a los valones, encuadrados en la División SS Wa­llonie. Su epopeya -que a muchos lectores apasionará- será objeto de un volumen separado en esta misma colección. Desde el pionero trabajo de Carlos Caballero en 1987, El Batallón fantasma: españoles en la Wehr­macht y las Waffen SS (1944-1945), mucho material nuevo ha visto la luz, especialmente proveniente de archivos alemanes y americanos. La aventu­ra de estos españoles es de tal magnitud que merecen un volumen tan sólo para ellos.

MI HONOR SE LLAMA FIDELIDAD
Erik Norling Fuengirola, noviembre 2008.
1.- CEDADE: Círculo Español de Amigos de Europa. Organización de corte nacio­nalsocialista desaparecida en 1993.

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