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pags 165
“MEIN KAMPF” es la obra que mayormente ha conmovido al mundo
en lo que va de siglo. De ella se han impreso millones de ejemplares y se ha
vertido a todos los idiomas de los pueblos civilizados. Su autor, conductor y
jefe de la gran Alemania es una de las más grandes personalidades de todos los
tiempos.
Es interesante conocer la exposición que de tal libro hace
BENOIST-MECHIN, profundo conocedor de la obra del III Reich y autor de obras
tan fundamentales como la Historia de Alemania y de su Ejército.
El Autor francés que publicó la obra en plena euforia populista
- ha entresacado los pasajes más interesantes y actuales del Mein Kampf y les
ha dado una sistematización que los hace más asequibles al lector, sin
quitarles nada de su auténtico significado.
INTRODUCCIÓN
1919. - Un hombre de treinta años de aspecto modesto,
cubierto con un impermeable y acompañado de un espléndido perro, lobo, sube por
el Obersalzberg, en los Alpes bávaros, y pide alojamiento en el albergue de
Berchtesgaden.
- Desearía un rincón tranquilo -solicita - donde pueda
trabajar sin ser importunado.
Luego, pidiendo tinta y papel, se encierra en la habitación
que le ha sido destinada. Durante días
enteros permanece en ella, haciéndose subir la comida, siempre muy frugal; sólo
al amanecer podía vérsele pasear por el monte acompañado de su fiel perro.
Los insólitos paseos del desconocido acabaron por intrigar a
los demás habitantes del hotel. ¿Quién será ese hombre taciturno y reservado
que parece no escuchar a quien le habla? ¿Sería acaso algún terrorista que
planeaba un nuevo atentado? Muchos revolucionarios acababan de abandonar
Munich, a raíz del hundimiento de los Soviets bávaros, ocultándose en
insospechados lugares al huir de la policía. ¿No sería prudente prevenir a las
autoridades? El propietario del albergue tranquiliza a sus huéspedes. Conoce
bien a su cliente. Es un cabo, desmovilizado del 16 Regimiento de Infantería de
Reserva bávara. Aunque combatió junto a las unidades alemanas, durante la
guerra, es de nacionalidad austríaca. Se hacía llamar doctor Weber, pero su
verdadero nombre era Adolfo Hitler. Más se parecía a un soñador, a un
visionario, que a un hombre, de acción. Su importante trabajo era un simple
libelo político, en el que exponía sus opiniones acerca del porvenir del Reich.
En resumen: nada sensacional, ya que en aquella época aparecían diariamente
docenas de libelos de esta clase.
Durante este, tiempo, Adolfo, Hitler, encerrado en su
habitación, llena hojas y más hojas con su letra rápida y breve Sus cuartillas
son los primeros esbozos del Mein Kampf.
La creciente gravedad de los acontecimientos exige su
inmediata presencia en Munich. Interrumpe su manuscrito y regresa a la capital
bávara para adherirse al Partido Obrero Alemán. Ocupa todo su tiempo en la
organización del Partido y en las reuniones públicas.
Pronto se convierte Hitler en jefe del movimiento
nacionalsocialista y empieza a desempeñar un papel de primer orden en la
política interior bávara. Entretanto, el manuscrito duerme en una carpeta; su
autor, obligado a actuar incesantemente en el torbellino político, no puede
proseguir, de momento, su obra. Sólo después de fallar el golpe de Estado del 9
de noviembre de 1923 puede Hitler, al ser detenido por la policía bávara,
juzgado por los tribunales y encarcelado en la fortaleza de
Landsberg-sur-la-Lech, continuar la redacción de su interrumpida obra.
Durante más de quince meses trabaja sin descanso en la
miserable celda, ayudado por un joven militante del Partido llamado Rudolf
Hess, que le sirve de secretario. La señora Bechstein, emparentada con el
célebre constructor de pianos, les visita diariamente. Bajo los pliegues de su
vestido esconde, cada vez, algunas hojas del misterioso manuscrito, para
entregárselas a la imprenta del Partido. El primer volumen aparece en 1925. El
segundo le sigue con dos años de intervalo.
Al principio pasa la obra casi desapercibida. Sólo un
pequeño núcleo, de iniciados habla de ella con entusiasmo. "¡Será el
evangelio de la nueva Alemania!", proclaman, con profunda convicción.
"¡El libro profético del que nacerá un nuevo Reich!" Otros añaden,
con aire amenazador: "¡Esta obra contiene toneladas de dinamita. Con ella
haremos saltar la República de Weimar!"
Poco a poco el libro llama la atención de los críticos y
desencadena un movimiento de cólera y de reprobación. Toda la prensa se produce
con un tono de condena general. "¡El autor es un loco, un megalómano, un
histérico!" se grita por todas partes." Este libro es un monumento de
estupidez y salvajismo! Sus ideas -si es que pueden calificarse así los
vaticinios confusos, que contienen estas páginas - demuestran un espíritu
primitivo, inculto y desequilibrado. ¡Dios quiera que Alemania no haya de verse
nunca gobernada por ese hombre! ¡Merece ser recluido en un manicomio!
.Sin embargo, otras apreciaciones se mezclan en este
torrente de indignación. Desde Bayreuth, el célebre escritor inglés Houston
Stewart Chamberlain, escribe a Hitler :
"Existe una violencia que comienza y acaba en el caos;
pero también hay una violencia que crea nuevos universos. Estoy convencido de
que la Historia os cederá un puesto entre los constructores. Alemania os ha
hecho surgir en el momento de su desastre. ¿Qué otra prueba se necesita de su
vitalidad? Diríase que vuestros ojos están dotados de manos: empujan a los
hombres y nunca les abandonan...".
Primero lentamente, luego con más rapidez, el libro de
Hitler se difunde como una mancha de aceite y tiene una aceptación
sorprendente. En 1933, cuando el Nacionalsocialismo alcanza el Poder, se habían
vendido ya más de 800.000 ejemplares. En 1934, 1.500.000 Actualmente, las
ediciones sobrepasan los 4 millones y continúan aumentando de día en día. Este
libro, que contiene, según dicen, "algunas de las páginas más encendidas
que jamás se han escrito", es el éxito de librería más formidable, que el
mundo, ha conocido.
En breves años el Mein Kampf se ha convertido en la Biblia
del III Reich, en el Corán de un imperio de más de 80 millones de habitantes.
Los chiquillos lo aprenden en los colegios; los recién casados lo reciben de
manos de las autoridades y lo conservan entre sus documentos familiares. Su
fama rebasa pronto las fronteras del Reich. Cuando el canciller Schuschnigg
llega a Salzburgo para anunciar al pueblo austríaco que el Anschluss no se
llevaría a cabo, un campesino, destacándose entre la multitud, exclama:
"¿Por qué perdéis el tiempo contándonos eso, si ya está escrito en el Mein
Kampf que, Austria y Alemania deben formar un solo Estado?"
Después de atravesar las fronteras alemanas, el Mein Kampf
se extiende por todo el continente. Se han traducido varios pasajes al árabe,
para entregarlo a los dirigentes musulmanes; al japonés, para que lo lean los
oficiales del Mikado; al inglés, al italiano, al polaco, al húngaro. Los
mineros alemanes de África del Sur proyectan imprimir un ejemplar sobre placas
de oro, para ofrecérselo a Hitler. En los pueblos más lejanos de ambas Américas
en el Middle-West, en la Pampa, en los altos valles de los Andes, los alemanes
se reúnen para leerlo en comunidad.
Los derechos de autor permiten al Führer subvenir a todas
sus necesidades. Siendo jefe de un gran Estado moderno ha renunciado a su
tratamiento de ministro y de canciller: Hitler no recibe ni un marco del Estado
alemán y vive exclusivamente, de las ganancias que le produce, su libro: 18
millones de francos en 1936; 24 millones en 1937, 30 millones en 1938, si debemos
dar crédito a ciertos comentarios de la prensa británica. Con esos derechos de
autor, Hitler hizo construir, en el Obersalzberg, en el mismo lugar en que
comenzó a escribir sus primeras cuartillas, su confortable vivienda donde
tantos ministros extranjeros le han ido a visitar, y que ha servido de
escenario a las entrevistas más dramáticas de esta época.
¿Por qué este libro ha tenido un éxito tal? ¿Solamente por
su contenido? Es posible que no, y es
Hitler el primero en reconocerlo:
"Convénzanse de una vez los hombres de letras: La
pluma, no ha engendrado, nunca, las grandes revoluciones. Su papel se reduce a
ofrecerles una justificación teórica. La energía, que desencadena las grandes
avalanchas políticas y religiosas es desde la eternidad el mágico poder del
Verbo."
Y más adelante añade:
"Sólo una violenta tempestad pasional puede modificar
el destino de los pueblos; pero sólo pueden despertar esta pasión los que la
llevan dentro. Solamente ella puede inspirar al elegido las palabras que, como
golpes de hacha, derriban las puertas que conducen al corazón del pueblo. Quien
no sienta la pasión capaz de inspirar palabras convincentes, no ha sido
escogido por el cielo para proclamar su voluntad. "
Convencido de que su texto escrito tiene limitados alcances,
Hitler no se contenta con escribir el Mein Kampf. Apoya constantemente sus
teorías en la acción personal, desarrollando y amplificando sus temas en miles
de discursos. Monta a su alrededor, a fin de propagar dichos principios, el
magnífico aparato del Partido, con sus miles, sus centenares de miles y, por
fin, sus millones de adheridos, sus formaciones de combate y sus órganos de
propaganda. Los estandartes con la cruz gamada de las milicias negras, y pardas
han arrastrado consigo este libro en su marcha ascendente hacia el Poder.
Este libro interesantísimo nos ha hecho comprender a fondo
al moderno Estado alemán Desgraciadamente, no ha podido llegar a nuestras manos
una traducción íntegra del texto (1). Varias ediciones clandestinas han sido
suprimidas y castigadas. Otras, confusas y tendenciosas, no son convenientes ni
iluminan el espíritu.
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