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El combate de la Gran Europa contra el comunismo en el
Frente del Este significó la unión por primera vez en la historia a todos los
pueblos que integran Europa contra el régimen soviético y bolchevique que
pretendía expansionarse por el mundo. Y ello fue posible gracias a hombres como
LEÓN DEGRELLE, entusiastas idealistas que movieron a miles de voluntarios para
formar las unidades de las Waffen SS.
Este libro que tiene Ud. en sus manos describe de forma
magnífica la epopeya y muerte de una de las mejores unidades que integraron la
Werhmacht. A lo largo de los años 1944 y 45, en pleno ocaso de las armas
alemanas, estos valientes dirigidos por Degrelle lucharon, resistieron y
murieron por Europa, por su Gran Ideal y por su futuro: el nuestro hoy.
La 28 SS Freiwilligen-Grenadier-Division Wallonien tuvo el
honor de combatir en los frentes más importantes y en las batallas más heroicas
que se dieron en el Frente del Este. Y allí siempre, junto a sus camaradas,
estaba Degrelle. Ucrania, Tcherkassy, Estonia, Stargard, el Oder, Altdamm, etc,
son páginas gloriosas que describen una fuerza y tesón sin parangón en nuestros
días.
Sin duda es este un libro dedicado a LEÓN DEGRELLE, pero
también a sus miles de camaradas que le siguieron en fe ciega al más duro
combate de todos los tiempos y en las más difíciles de las condiciones, y
principalmente a aquellos que quedaron bajo el frío suelo ruso, muertos en
plena juventud y cuyas almas aun hoy perviven en nuestra memoria como guía
sagrada en la guerra que aun hoy continúa contra el mismo enemigo.
EL AUTOR
Erik Norling, autor de este impresionante libro nació en
Málaga. Abogado de profesión, ha dedicado gran parte de su vida a documentar y
escribir la historia de las unidades de la Waffen SS que combatieron durante la
II Guerra Mundial junto a Alemania. Es considerado uno de los mejores
historiadores modernos sobre este aspecto tan poco conocido de la reciente
historia de Europa.
En su amplísima lista de títulos publicados se hallan
también estudios muy rigurosos y serios sobre la Falange, sobre el Nacional Socialismo,
y un largo etcétera,.
Conferenciante apasionado y apasionante, Norling ha puesto
su voz y su inteligencia en todo tipo de foros donde ha sido llamado o
invitado.
Íntimo de Leon Degrelle hasta sus últimos días, ha sido
capaz de unir la experiencia de éste sobre sus epopeyas y míticas batallas con
el contacto directo de muchas otras personas que combatieron en la Wallonien
para presentarnos este magnífico trabajo que le encumbra en lo más alto de los
historiadores hoy llamados «revisionistas».
UNAS PALABRAS DEL EDITOR
A muchos de nuestros lectores les extrañará que editemos en
primer lugar el tomo II de Guerreros de Borgoña. Pero es que el trabajo de
investigación de Erik Norling sobre Léon Degrelle y sus hombres en la Cruzada
contra el Comunismo era demasiado extenso para reducirlo a un solo volumen y
hubo de editarlo en dos. Ya nos sucedió lo mismo con los voluntarios franceses
a cargo de la pluma de Carlos Caballero que debimos publicarlo en tres densos
tomos. En cuanto a los valones se le añadió el ingente material gráfico
existente sobre la unidad de Degrelle, mucho más que otras de la Waffen-SS.
Pero, entonces ¿por qué primero el tomo II? Pues la
respuesta es bien sencilla. Cuando leímos el manuscrito comprobamos que era
imprescindible una introducción, una puesta en lugar, de los orígenes del
rexismo, las circunstancias que motivaron a los voluntarios belgas a alistarse,
el papel de Léon Degrelle en esta épica aventura y analizar en profundidad los
otros grupos nacional-socialistas que existían en Valonia durante la guerra. No
era posible comprender los motivos de esos cerca de 10.000 belgas francófonos
que se alistaron con el líder rexista, de los cuales alrededor de 2.500 caerían
en el combate contra el comunismo, sin antes detenerse en estos aspectos. Le
pedí, por tanto, expresamente a Erik Norling que ampliase los primeros
capítulos de la historia de la Wallonie. Que presentase el papel del movimiento
rexista, los diversos grupos y tendencias existentes, la confrontación con los
flamencos, las estrategias políticas de Léon Degrelle, la estructura del
partido rexista, sus juventudes y, sobre todo, que se explicase quiénes eran
esos voluntarios que se lanzaron a la mayor aventura del siglo XX que jamás
conociera Europa.
Dado que para ello necesitaríamos otros seis o siete meses
de trabajo, y viendo lo interesante que era la historia, consideré que editar
primero el segundo tomo era imprescindible. No podíamos esperar a que se
corrigiera el primer tomo. El interés que despierta la participación de los
borgoñones de Degrelle en las batallas del frente del Este y las constantes
peticiones de nuestros lectores para que se publicase el manuscrito me hizo dar
este paso.
Creo que no me equivoco cuando digo que la lectura de este
libro será un verdadero placer para los amantes de la verdadera Historia de
Nuestra Europa. Podrán seguir las duras batallas de Tcherkassy, la campaña de
Estonia, los sangrientos enfrentamientos en Pomerania. Verán cómo se defendía,
metro a metro, la sagrada Tierra de Europa ante la invasión de los Bárbaros.
Cómo miles de jóvenes idealistas, que no sabían una palabra de alemán, vestidos
con el uniforme europeo de la Waffen-SS, arma en mano, vivieron los momentos
más duros de su vida. Lógicamente deberán releerlo cuando publiquemos el primer
tomo, que esperamos tener en la calle en medio año, ya que la información que
contendrá hará posible una mejor comprensión del segundo tomo. Finalmente, una
nota más: les puedo anticipar que el tomo I de Guerreros de Borgoña tampoco les
defraudará, como no lo hará éste. Que así sea.
José García Hispan.
Editor
INTRODUCCIÓN
De la Cruz de San Carlos y de Borgoña a las runas de las SS
Cuando en mayo de 1945, al momento de derrumbarse
militarmente el III Reich, nadie podía presagiar que seis décadas más tarde el
interés por aquellos hombres y mujeres que soñaron una Nueva Europa no haría
sino crecer imparablemente. Fueron vencidos por las anuas, pero no lograron
arrebatarles sus ideales. Apenas pasa una semana sin que nos lleguen nuevos títulos
y estudios sobre esta convulsa etapa que protagonizaron los fascismos. Jamás
apenas una década de historia aportó tanto al Ser de nuestro continente.
Cuando escribo estas líneas se han cumplido casi quince años
desde que el inolvidable Léon Degrelle partiera hacia el lugar donde los
héroes montan la guardia sobre los luceros. Por ello este libro debe
considerarse como un homenaje a quien fuera el «Viejo Camarada, siempre joven»,
pero también el Guía que permitió que una generación de jóvenes nacionalistas
descubrieran Europa y el ideal del Nacional-Socialismo.
El que escribe estas páginas tuvo la enorme suerte de poder
conocer a Léon Degrelle (residía en Málaga) y aprovechar esa inmensa fuerza
magnética que desprendía. Por ello no debe extrañar a ningún lector que este
trabajo sobre la Wallonie. sea inmediatamente calificado por muchos como una
obra «apologética», incluso un panegírico degrelliano. No me preocupa este
tipo de críticas. Otros asunto es que habrá capítulos en los que se desgrane y
aclare aspectos que no corresponden del todo con las memorias de Degrelle
publicadas tras la guerra. Que nadie considere estas aclaraciones como una
crítica al que fuera el Tribuno de Europa, todo lo contrario. Son un homenaje a
su memoria, para así acallar de una vez por todas a los que se atreven a
mancillar su nombre con falsedades. Nada más peligroso que la mentira para
intentar destruir la memoria histórica.
Mientras que otros abandonaron su fe, o se refugiaron en sus
recuerdos, Léon Degrelle siempre estuvo en primera línea. Durante su larga
vida encendió las almas a todos los jóvenes, en especial a los que militábamos
en CEDADE, para no consentir que el desánimo cundiera o que sintiéramos la
tentación de tirar la toalla (1). Para él no existía la palabra «Derrota».
Cuando los que hablábamos de Europa éramos unos parias en el mundo de las
llamadas «fuerzas nacionales» de los años 70 y 80, Léon Degrelle accedió a
presentarse como portaestandarte de nuestra causa. ¡Europa Vivirá!, como reza
una de sus más conocidas conferencias, era su consigna y la historia le ha
dado la razón.
Es imposible tener una visión clara de lo que representó
Degrelle y lo que movilizó sin antes acercarse al fenómeno de los fascismos y
la Cruzada antibolchevique de 1941-45 donde, como otros tantos, vio la luz del
túnel y comprendió la verdadera esencia de Europa, transformándola en Patria
común de todos los que poblamos este pequeño apéndice del Continente
euroasiático. Imprescindible es detenerse en la aventura de los entre 8.000 y
10.000 voluntarios valones -belgas francófonos- que tomaron las armas contra
el Comunismo y para los que Degrelle se convirtió en su guía. El propio
Degrelle escribió en la inmediata posguerra sus memorias, que en España han
sido reeditados en varias ocasiones con el título de La Campaña de Rusia.
Ciertamente el volumen está falto de datos puntuales y transpira un exceso de
estilo autobiográfico. Especialmente se echa en falta nombres de las unidades y
de los oficiales, pero hay que comprender que cuando se escribió (principios de
los años 50) era temerario poner a éstos en peligro mientras el drama de la
represión contra los voluntarios, incluso con penas de muerte, se cernía sobre
sus antiguos camaradas. Es éste un trabajo que esperemos deba servir de índice
para cualquier acercamiento a la historia de los voluntarios valones contra el
Comunismo durante la Segunda Guerra Mundial.
El caso valón comporta una serie de peculiaridades que hacen
que el estudio de este movimiento voluntario deba ajustarse a otros parámetros
diferentes a los que normalmente utilizamos para los voluntarios
antibolcheviques. Los belgas francófonos servirán, en su mayoría, en una
unidad de tipo nacional. Primero la Legión valona de la Wehrmacht, después la
Brigada de Asalto y División valona de la Waffen-SS. Esta diferencia es
importante. Los escandinavos o los neerlandeses, entre ellos los belgas
flamencos, estaban acostumbrados a servir codo con codo con voluntarios de
otros países, en especial alemanes. Desde el fracaso de las llamadas legiones
nacionales, por lo problemas políticos que conllevaron, y las enormes pérdidas
humanas que sufrieron, la SS-Hauptamt (Estado mayor de la Waffen-SS) decidió
que se evitar en la medida de lo posible una concentración excesiva de nacionales
de un solo país en una unidad. Era un revés propagandístico importante que las
noticias de las bajas, cuando éstas se concentraban en una unidad -algo
habitual en un conflicto y en especial en el frente oriental-, llegasen al país
de origen y que las listas de caídos fueran todos voluntarios. Esto podía
desanimar a los nuevos reclutas y provocaba una reducción en el necesario flujo
conforme la moral decaía.
Singularidad también en el caso valón es su tremendo sentido
patriótico. Fue de las escasas unidades de la Waffen-SS que no fueron
comandadas por alemanes. En este caso la personalidad de Léon Degrelle,
fascinante, compleja, que despertaba la admiración de todos los que se le
acercaban, fue determinante. La historia de la Legión valona, después la
Brigada y la División SS Wallonie, que en alemán se escribía Wallonien,
siempre va pareja a la figura de su Chef, apelativo que recibiera Degrelle,
pese a su inexperiencia en lo militar y que no iba parejo a su rango militar.
Por ello no debe extrañar que la doctrina del Rexismo, devenido en
Nacional-Socialismo valón durante la guerra, impregnara la totalidad de la
unidad. A diferencia de otras unidades de voluntarios, los valones -borgoñones
como le gustaba llamarles a Degrelle-, se convirtieron en verdaderos soldados
políticos.
La admiración que despierta el movimiento voluntario no
impide que existan lagunas y episodios controvertidos que serán desgranados en
este estudio. La figura de Degrelle despierta odios y desprecios por parte de
sus enemigos, muchos de ellos incluso en las filas de la Wallonie y que
conforman lo que podemos llamar los anti-degrellianos. En ocasiones tenían
argumontos que no carecían de razón, en otras simplemente por chocar con la
tuerte personalidad de Degrelle. Algunos historiadores se han detenido en
exceso en estas diferencias y creen, con ello, que están llevando a cabo una
especie de revisionismo histórico. Nada más alejado de la realidad. La
historia de la Wallonie pasa necesariamente por la de su máximo representante:
Léon Degrelle.
La publicación de este segundo tomo antes que el primero
provocará en los lectores ciertos problemas. Soy consciente de ello
-especialmente entre ¡os más profanos-, por lo que he intentado dar el máximo
de detalles y notas a pie de página en éste, aún a riesgo de ser repetitivo con
aspectos que habré explicado en el primer tomo. De todas formas las campañas
militares de 1944 y 1945 tienen un componente militar mucho más acentuado que
los primeros años en que los problemas políticos estaban presentes, y en vista
de ello podemos diferenciar claramente ambas etapas. El período en la
Wehrmacht, politizado, cuasi unidad rexista, donde las unidades se nutrían en
un 90% con militantes idealistas que mezclaban la aventura en el frente con los
sueños de retomar y tomar el poder en su Patria; y el de la Waffen-SS de los
voluntarios borgoñones, transformados en degrellianos, más alejados de los
problemas internos de Bélgica y cuya misión era la defensa de Europa frente al
Comunismo.
Finalmente, importante destacar que hemos -deliberadamente —
evitado entrar en profundidad en el capítulo dedicado a los voluntarios
españoles que combatieron junto a los valones, encuadrados en la División SS
Wallonie. Su epopeya -que a muchos lectores apasionará- será objeto de un
volumen separado en esta misma colección. Desde el pionero trabajo de Carlos
Caballero en 1987, El Batallón fantasma: españoles en la Wehrmacht y las
Waffen SS (1944-1945), mucho material nuevo ha visto la luz, especialmente
proveniente de archivos alemanes y americanos. La aventura de estos españoles
es de tal magnitud que merecen un volumen tan sólo para ellos.
MI HONOR SE LLAMA FIDELIDAD
Erik Norling Fuengirola, noviembre 2008.
1.- CEDADE: Círculo Español de Amigos de Europa.
Organización de corte nacionalsocialista desaparecida en 1993.
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